El patrimonio minero-industrial de Castilla-La Mancha es un patrimonio “olvidado”. Así de contundente se ha mostrado el director de la Escuela Politécnica de Almadén, Luis Mansilla, durante la conferencia que ha pronunciado en el IES Atenea de Ciudad Real, ante los alumnos del ciclo de de FP de grado superior de Proyectos de Edificación, y que llevaba por título “El patrimonio industrial de Castilla-La Mancha, un patrimonio olvidado”.
Mansilla apeló a la necesidad de protección, conservación y proyección social de este patrimonio, que es considerado como testimonio fundamental para comprender y documentar un período clave de nuestra historia, así como de articular las bases de su conservación debido a su rápida transformación y deterioro.
Tras dar unas breves pinceladas sobre como está en el momento actual la arquitectura industrial o el patrimonio industrial a nivel nacional e internacional, el director de la Politécnica de Almadén se centró en el caso concreto de Castilla-La Mancha donde, salvo el caso de Almadén que es ejemplo de buenas prácticas y por ello se está postulando para ser patrimonio de la humanidad, poco o apenas nada se ha hecho por recuperar ese patrimonio, desarrollándose algunas iniciativas empresariales o particulares, sin ningún tipo de control o con un control muy especial y poco encaminado a lo que la normativa internacional dicta.
Entre los grandes “olvidados” en nuestra región, Mansilla citó la zona de las minas del Cenajo, en Hellín, donde hubo una gran explotación minera del azufre, las minas de plata de Hiendalaencina, donde ha habido algunos proyectos que están ahora paralizados, la minería del carbón de Puertollano, donde se montó un museo dedicado a la minería que está sin terminar de realizar y es uno de los lugares que habría que recuperar, El Martinete de Los Pozuelos, las fábricas de latón de Riopar en Albacete, o la zona minera de Mazarambroz, en Toledo, donde aún se alza con esplendor el hermoso castillete de la mina Económica, dentro del complejo minero denominado del Guajaraz.
Valle de Alcudia
No obstante, el director de la Escuela Universitaria Politécnica de Almadén aseguró que, quizás, la zona más olvidada, y sobre la que sería necesario ponerse a trabajar ya porque el patrimonio minero es muy vulnerable, es el Valle de Alcudia. El origen de la minería en esta comarca se remonta a los comienzos del primer milenio a.c. según indican los restos arqueológicos de los trabajos mineros y los útiles empleados en algunos yacimientos de la zona cuya explotación llega incluso hasta nuestros días.
Por último, Luis Mansilla explicó que una de las razones por las que a nivel internacional se trabajó en la valorización del patrimonio minero fue como recurso turístico, para conseguir la revitalización de las zonas minero-industriales totalmente degradadas o abandonadas.
“En los tiempos que corren yo creo que es necesario hacer las cosas con metodología y control. La recuperación de este patrimonio supone también la revitalización de la zona desde el punto de vista turístico y desde el punto de vista de la importancia de la recuperación, la protección y la conservación de testimonios del pasado que son nuestras huellas, nuestra propia historia”, concluyó el director de la Politécnica de Almadén.
El Martinete de Los Pozuelos
La directora del IES Atenea, Ana Trillo, ha recordado que este instituto coordina un programa ARCE, a través del que los alumnos del Ciclo Formativo de Grado Superior de Proyectos de Edificación de este centro están teniendo la oportunidad de estudiar y desarrollar un proyecto real de rehabilitación de patrimonio industrial, en concreto El Martinete de Los Pozuelos de Calatrava, compartiendo sus experiencias con estudiantes de otros cuatro centros educativos de otras provincias. En este marco tuvo lugar la conferencia de Luis Mansilla.
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