Artículo de P-M. Durio.
Las
últimas nueve cigarreras que quedaban en la ciudad se reúnen para recordar 36
años de trabajo que han dedicado a la fábrica de Cádiz
Carmen,
Teresa, Encarni, Carmen, Maribel, Conchi, Mati, Carmen y Elena. Nueve nombres.
Nueve vidas. Y un punto en común: Tabacalera. Estas nueve mujeres forman parte
de la última hornada que ingresó en la fábrica de tabacos, cuando todavía
funcionaba en la calle Plocia; pero los diferentes recortes que se han
producido desde entonces, las bajas, las pérdidas y otros factores las han
convertido en las últimas nueve cigarreras en abandonar la actividad no solo en
Cádiz, sino en toda Andalucía. Eran ya las últimas cigarreras. Son hoy en día
las últimas cigarreras. Y ya siempre serán las últimas cigarreras.
En medio de unos días en los que una a una intentan asimilar el golpe del cierre definitivo de lo que quedaba de fábrica, en los que empiezan a adaptarse a sus nuevas vidas sin acudir a la Zona Franca, sin pensar en los turnos o en las libranzas, Diario de Cádiz reúne a las últimas nueve cigarreras que dio la ciudad. Y en torno a una mesa de un establecimiento de la calle Plocia, frente a la antigua fábrica, afloran recuerdos.
En medio de unos días en los que una a una intentan asimilar el golpe del cierre definitivo de lo que quedaba de fábrica, en los que empiezan a adaptarse a sus nuevas vidas sin acudir a la Zona Franca, sin pensar en los turnos o en las libranzas, Diario de Cádiz reúne a las últimas nueve cigarreras que dio la ciudad. Y en torno a una mesa de un establecimiento de la calle Plocia, frente a la antigua fábrica, afloran recuerdos.
Hace la friolera de 36 años que estas nueve cigarreras empezaron a trabajar en la fábrica. "En febrero hará 37", puntualiza una de ellas. "Entramos siendo niñas; todas éramos operarias. Sin duda, aquellos fueron nuestros mejores años", comentan. "También es verdad que entonces éramos solteras, no teníamos niños... era distinto", puntualiza otra. Los recuerdos siguen aflorando entre risas y comentarios de estas nueve gaditanas. "Parece que te estoy viendo asomada a la venta pidiéndole al del Achuri el bocadillo de tortilla", le dice una a Teresa. "Y yo parece que estoy escuchando la sirena de las dos de la tarde" dice otra, casi al mismo tiempo que una tercera recuerda cuando trabajaban con tacones o con zuecos de corcho. "Miras hoy las fotos y parecíamos presas, con los babis, el gorro...".
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Echando la vista atrás, reconocen que en 36 años ha evolucionado mucho el
trabajo que realizaban y la sociedad en la que se han desenvuelto. "Había
mucho machismo. Los hombres, por ejemplo, fumaban en todos los sitios, y
nosotras teníamos que escondernos en el váter para fumar; y eso que en Cádiz solo
fumaban las cigarreras y las mujeres de vida alegre", cuenta Teresa.
En todos estos años, las niñas que se hicieron mayores, se casaron o tuvieron niños que criar mientras mantenían sus puestos en Tabacalera no lo han tenido fácil. "No ha sido fácil, y depende de los turnos que tuvieras se llevaba mejor o peor. Fíjate la que entraba a las seis de la mañana, con quién dejaba al niño a las cinco...", cuenta una de ellas.
Si hay un episodio concreto que quizás haya marcado a este grupo de trabajadoras sea la huelga general del año 88, cuando permanecieron 23 días encerradas en la fábrica. "Yo estaba embarazada de mi niño". "Y yo acababa de parir", recuerdan, y de repente aparece por sus imaginarios olfatos el olor del puchero que preparaban esos días allí mismo.
En la fábrica de Plocia es donde más recuerdos se amontonan para estas nueve cigarreras, que experimentaron un cambio demasiado brusco cuando se trasladaron a la Zona Franca. "Allí podían pasar tres o cuatro meses sin que yo viera a algunos, por ejemplo", cuenta Carmen. Uno de esos recuerdos son los de cada Miércoles Santo, cuando el turno de la tarde veía pasar a la cofradía de Cigarreras desde las ventanas de la fábrica. O de Loli la Peluquera que peinaba a las mantillas en el váter de la fábrica sentada en un cajillo de madera de los puros. O el manto de la Virgen colgado en el comedor de la fábrica. "Yo todavía sigo pagando la cuota", afirma una, a lo que la mayoría sigue asintiendo.
Son muchas vivencias, muchos recuerdos, muchos episodios en 36 años de vinculación a la fábrica de tabacos los que estas nueve cigarreras guardarán para siempre. Por eso, quizás, la despedida el pasado 27 de junio (cuando todas salvo una vivieron su última jornada laboral) fue doblemente dura. "Fue muy triste. La última noche fue horrorosa, había una sensación de vacío horrible", cuenta Carmen. "Es que no es que te vayas y eso se queda abierto, es que somos las últimas en trabajar allí", añade otra de las Cármenes. "Yo procuré no despedirme de mucha gente. Fue muy tenso", cuenta también Teresa, coincidiendo con otra opinión que consideraba que fue una situación "muy desagradable", al coincidir los que se prejubilaban con los que se tenían que trasladar o los que finalizaban contrato. "Fue muy duro", insisten. Y lo sigue siendo todavía hoy, donde quizás "no nos hemos dado cuenta" de que Cádiz se ha quedado sin fábrica. "Yo me pongo a pensarlo y me entra una pena...".
Ahora sí, para siempre, estas nueve compañeras de toda la vida llevarán "orgullosas" (como ellas mismas afirman) el hecho de ser las últimas nueve cigarreras que todavía quedaban en toda Andalucía, "porque hemos trabajado muchísimo, pero tenemos mucho que agradecer a Tabacalera". Así, entre sorbos de café y refrescos, entre risas y recuerdos frente a la antigua fábrica sigue pasando en las mentes de estas nueve cigarreras toda una vida dedicada a Altadis. Las niñas que hace 36 años entraron por primera vez por la puerta de Plocia siguieron siendo las niñas que se trasladaron a Zona Franca y el pasado 27 de junio fueron las niñas que se prejubilaron. Ellas siempre serán las niñas de Tabacalera. Las últimas niñas que verá Cádiz.
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