Comunicación incluida dentro de las
actas del I Congreso Internacional de Patrimonio Industrial y de la Obra
Pública.
Autores:
María Fernández-Gil,
(Universidad de Sevilla), Francisco J. Sánchez-Jiménez (Universidad de Sevilla).
RESUMEN
La
Real Orden de 10 de Noviembre de 1923 dictó las normas para la constitución y funcionamiento
de la Comisaría Algodonera del Estado en la ciudad de Sevilla, acordándose la
adquisición de los terrenos donde había de construirse la factoría de desmotación
y de la maquinaria necesaria para su funcionamiento. El proyecto inicial de
este complejo industrial en estilo neomudéjar es obra de Lorenzo Ortiz Iríbar conformando
un conjunto de pabellones cuyos usos eran fábrica textil, almacenes y oficinas,
pero es José Espiau y Muñoz el que se encarga de su construcción respetando el
diseño de Iríbar. Posteriormente, en 1935, también se le encarga su ampliación,
en un estilo racionalista en la composición general pero con elementos decorativos
neomudéjares como rasgos de identidad del conjunto.
Tras
el cese de su actividad industrial, el complejo entra en un periodo de abandono
y paulatina ruina hasta que en 1989 se propone su rehabilitación para albergar
a la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, encargándose
de este proyecto el estudio de arquitectura de González Cordón, recuperando
algunas de sus viejas naves, demoliendo otras y añadiendo un nuevo edificio de
oficinas.
Si
bien su pasado industrial ya quedó prácticamente en el olvido, la mezcla de
estilos regionalista, racionalista y contemporáneo, fruto de las distintas
fases históricas por las que ha pasado, así como su valor patrimonial, hacen que
el conjunto sea único y digno de estudio y conservación.
Con
este trabajo se pretende recordar la importancia que este complejo industrial supuso
para la ciudad de Sevilla y su entorno más cercano, rescatando del olvido su composición
original y su pasado industrial mediante la recuperación virtual con herramientas
asistidas por ordenador de sus edificios originales para, al menos virtualmente,
poder seguir contemplando su alto valor patrimonial.
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