“Coaccionada y asustada”. Así se
siente la propietaria de la histórica factoría Averly, Carmen Hauke, tras ver
cómo trabajadores de la constructora Brial han accedido al edificio para
realizar varios trabajos en su interior. Una situación que denunció ante el
Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza el pasado 20 de febrero. Siete días
después volvía al Juzgado de Guardia para volver pedir ayuda ante la constante
presencia de trabajadores de Brial que han llegado a bloquear diferentes
accesos al inmueble a través de candados.
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Según la denuncia a la que ha tenido
acceso ARAGÓN PRESS, María del Carmen Hauke explica que, pasadas las 16.00
horas del 17 de febrero, “unas personas llegaron en dos vehículos y accedieron
con llave a la fábrica”. Aparcaron en el interior y “forzaron una de las
puertas”. En concreto, la de la escalera general.
Los ruidos alarmaron a la
propietaria, pues “estuvieron dando golpes como haciendo una demolición”.
Carmen se sentía “aterrada” y no podía comprobar lo que sucedía porque, según
argumentó, el acceso a la escalera estaba bloqueado. Sin embargo, cuando estas
personas se fueron pudo reconocer a una de ellas. “Era de confianza de la
empresa Brial y que ya había estado en otras ocasiones con los propietarios de
Neurbe Promociones SL”, aseveró.
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Carmen asegura que no puede hacer
uso de las partes superiores de su casa ni a las oficinas, porque han puesto
unos candados de los que no le han entregado las llaves. De hecho, explica que
ni siquiera podría rearmar los automáticos de la electricidad si se disparasen.
Como tampoco pudo apagar la luz que se dejaron encendida toda la noche tras
marcharse.
Unos días después de presentar esta
denuncia, Carmen interpone otra, esta vez en el Juzgado de Instrucción número
12. El motivo es el mismo. Entradas indebidas durante los días 25 y 27. En este
caso, ella asegura que había dejado cerrada la puerta por la que entraron a la
vivienda, propiedad de su familia desde el siglo XIX.
“Entraron con fuerza por la puerta
principal, que estaba cerrada con mis llaves y con un cerrojo interior, sin
solicitar autorización y poniendo ellos otro sistema de cierre impidiéndome el
uso de mi casa”, expresa Carmen en su querella, donde también se refleja que le
ha sido bloqueado el acceso que hay en la segunda planta para entrar en la
buhardilla.
En la tercera planta, tal y como
señala Carmen, se encuentran “todos los muebles, enseres y ajuares” que le han
legado sus tías. También guarda allí objetos personales y familiares. En la
buhardilla están “todos los libros, documentación técnica y mercantil desde
1863”. Objetos de gran valor histórico que ahora están fuera de su alcance y de
su cuidado.
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Los ruidos que escuchó Carmen el 25
de febrero en la parte alta del edificio le llevaron a llamar a la Policía
Nacional. Sin embargo, las dotaciones se marcharon del lugar “al no oír los
reiterados aldabonazos”. Los agentes le dijeron a la propietaria que les
volviera a llamar cuando les oyera salir. Y así lo hizo. Carmen no sabía quién
había entrado, vio a un par de operarios que no conocía, pero sí pudo reconocer
a un arquitecto de la constructora.
Ese día, una de sus gatas quedó
encerrada cuando salieron las personas de Brial y no pudo salir hasta que
volvieron, dos días después. “Estuvo llorando dos días. Les intenté llamar,
pero no pude contactar con ellos”, manifestaba la propietaria.
El 27 de febrero, fecha en la que
consta la segunda denuncia, regresaron dos operarios que traían en un coche con
el anagrama de Brial “unas cosas, como estanterías metálicas”. Carmen les gritó
desde la verja (ya que no puede acceder por haber un candado del que no tiene
llaves) que no podían meter ni sacar cosas, “pero no me hicieron caso, tenían
que obedecer las órdenes de Brial”, explicaba en su declaración.
Carmen pide “protección judicial”.
Lamenta que no puede seguir en esta situación que ha vuelto a repetirse este
domingo con la entrada de varios operarios de la constructora. ARAGÓN PRESS se
ha puesto en contacto con la propietaria, pero ha declinado ofrecer
declaraciones al respecto.
Licencia de derribo suspendida
El pasado 20 de febrero, la Gerencia
de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza suspendió la licencia de derribo de
Averly, así como la tramitación del plan especial, que contempla
la construcción, por parte de la empresa Brial, de 200 viviendas. Un paso
adoptado como consecuencia del auto del Tribunal Superior de Justicia de Aragón
(TSJA), que acordó la suspensión temporal de las obras, a petición de la
Apudepa. Según este auto, no se puede realizar ningún tipo de trabajos que
modifique el estado del inmueble.
El plan especial contempla la
construcción de 200 viviendas en los más de 8.800 metros cuadrados del solar
donde se ubica la antigua fundición. Apudepa recurrió ante el Tribunal Superior
de Justicia de Aragón la delimitación realizada por el Gobierno de Aragón de
las zonas protegidas, ya que considera que no hay razones “científicas,
técnicas, culturales o patrimoniales” que apoyen esta catalogación ni la
delimitación propuesta.
La DGA declaró Bien Catalogado sólo
algunas partes de la antigua fundición Averly, que suponen el 32% de la
fábrica. Preservará principalmente la portada principal en el paseo de María
Agustín, 59, el edificio de la vivienda del propietario y su jardín, las
oficinas y el taller de ajustes, pero quedan fuera de la protección los
talleres de fundición y carpintería, almacenes y cobertizos.
Para evitar la demolición de Averly,
Apudepa tiene dos meses para depositar un millón de euros como garantía para
hacer efectivas las medidas cautelares que reclamaron en el TSJA. La asociación ha pedido que se anule esta fianza.
Brial
asegura que sólo ha entrado en la parte de Averly que les corresponde.
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