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lunes, 3 de marzo de 2014

Zaragoza. La propietaria de Averly denuncia ante el juzgado allanamientos de la constructora Brial.

“Coaccionada y asustada”. Así se siente la propietaria de la histórica factoría Averly, Carmen Hauke, tras ver cómo trabajadores de la constructora Brial han accedido al edificio para realizar varios trabajos en su interior. Una situación que denunció ante el Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza el pasado 20 de febrero. Siete días después volvía al Juzgado de Guardia para volver pedir ayuda ante la constante presencia de trabajadores de Brial que han llegado a bloquear diferentes accesos al inmueble a través de candados.

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Según la denuncia a la que ha tenido acceso ARAGÓN PRESS, María del Carmen Hauke explica que, pasadas las 16.00 horas del 17 de febrero, “unas personas llegaron en dos vehículos y accedieron con llave a la fábrica”. Aparcaron en el interior y “forzaron una de las puertas”. En concreto, la de la escalera general.

Los ruidos alarmaron a la propietaria, pues “estuvieron dando golpes como haciendo una demolición”. Carmen se sentía “aterrada” y no podía comprobar lo que sucedía porque, según argumentó, el acceso a la escalera estaba bloqueado. Sin embargo, cuando estas personas se fueron pudo reconocer a una de ellas. “Era de confianza de la empresa Brial y que ya había estado en otras ocasiones con los propietarios de Neurbe Promociones SL”, aseveró.

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Carmen asegura que no puede hacer uso de las partes superiores de su casa ni a las oficinas, porque han puesto unos candados de los que no le han entregado las llaves. De hecho, explica que ni siquiera podría rearmar los automáticos de la electricidad si se disparasen. Como tampoco pudo apagar la luz que se dejaron encendida toda la noche tras marcharse.

Unos días después de presentar esta denuncia, Carmen interpone otra, esta vez en el Juzgado de Instrucción número 12. El motivo es el mismo. Entradas indebidas durante los días 25 y 27. En este caso, ella asegura que había dejado cerrada la puerta por la que entraron a la vivienda, propiedad de su familia desde el siglo XIX.

“Entraron con fuerza por la puerta principal, que estaba cerrada con mis llaves y con un cerrojo interior, sin solicitar autorización y poniendo ellos otro sistema de cierre impidiéndome el uso de mi casa”, expresa Carmen en su querella, donde también se refleja que le ha sido bloqueado el acceso que hay en la segunda planta para entrar en la buhardilla.

En la tercera planta, tal y como señala Carmen, se encuentran “todos los muebles, enseres y ajuares” que le han legado sus tías. También guarda allí objetos personales y familiares. En la buhardilla están “todos los libros, documentación técnica y mercantil desde 1863”. Objetos de gran valor histórico que ahora están fuera de su alcance y de su cuidado.

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Los ruidos que escuchó Carmen el 25 de febrero en la parte alta del edificio le llevaron a llamar a la Policía Nacional. Sin embargo, las dotaciones se marcharon del lugar “al no oír los reiterados aldabonazos”. Los agentes le dijeron a la propietaria que les volviera a llamar cuando les oyera salir. Y así lo hizo. Carmen no sabía quién había entrado, vio a un par de operarios que no conocía, pero sí pudo reconocer a un arquitecto de la constructora.

Ese día, una de sus gatas quedó encerrada cuando salieron las personas de Brial y no pudo salir hasta que volvieron, dos días después. “Estuvo llorando dos días. Les intenté llamar, pero no pude contactar con ellos”, manifestaba la propietaria.

El 27 de febrero, fecha en la que consta la segunda denuncia, regresaron dos operarios que traían en un coche con el anagrama de Brial “unas cosas, como estanterías metálicas”. Carmen les gritó desde la verja (ya que no puede acceder por haber un candado del que no tiene llaves) que no podían meter ni sacar cosas, “pero no me hicieron caso, tenían que obedecer las órdenes de Brial”, explicaba en su declaración.

Carmen pide “protección judicial”. Lamenta que no puede seguir en esta situación que ha vuelto a repetirse este domingo con la entrada de varios operarios de la constructora. ARAGÓN PRESS se ha puesto en contacto con la propietaria, pero ha declinado ofrecer declaraciones al respecto.

Licencia de derribo suspendida
El pasado 20 de febrero, la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza suspendió la licencia de derribo de Averly, así como la tramitación del plan especial, que contempla la construcción, por parte de la empresa Brial, de 200 viviendas. Un paso adoptado como consecuencia del auto del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA), que acordó la suspensión temporal de las obras, a petición de la Apudepa. Según este auto, no se puede realizar ningún tipo de trabajos que modifique el estado del inmueble.
El plan especial contempla la construcción de 200 viviendas en los más de 8.800 metros cuadrados del solar donde se ubica la antigua fundición. Apudepa recurrió ante el Tribunal Superior de Justicia de Aragón la delimitación realizada por el Gobierno de Aragón de las zonas protegidas, ya que considera que no hay razones “científicas, técnicas, culturales o patrimoniales” que apoyen esta catalogación ni la delimitación propuesta.

La DGA declaró Bien Catalogado sólo algunas partes de la antigua fundición Averly, que suponen el 32% de la fábrica. Preservará principalmente la portada principal en el paseo de María Agustín, 59, el edificio de la vivienda del propietario y su jardín, las oficinas y el taller de ajustes, pero quedan fuera de la protección los talleres de fundición y carpintería, almacenes y cobertizos.

Para evitar la demolición de Averly, Apudepa tiene dos meses para depositar un millón de euros como garantía para hacer efectivas las medidas cautelares que reclamaron en el TSJA. La asociación ha pedido que se anule esta fianza.


Brial asegura que sólo ha entrado en la parte de Averly que les corresponde.

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