Importante noticia aparecida el
pasado febrero sobre la protección del silo de Córdoba.
El
silo de Córdoba será inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico
Andaluz como Bien de Interés Cultural con la tipología de monumento. El proceso
se encuentra en la fase de información pública del expediente.
El edificio, según consta en la resolución de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte por la que se incoaba el procedimiento para la inscripción, publicada en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía el pasado 16 de diciembre, fue construido a partir de 1943 e inaugurado el 6 de junio de 1951. En él trabajaban 4.000 personas inmediatamente después de su puesta en marcha.
Estuvo en funcionamiento unos 50 años, de los cuales los últimos lo hizo a menor rendimiento. La construcción del silo de Córdoba no fue en absoluto un hecho aislado, sino que respondió a una premeditada organización para el almacenamiento de cereal, concebida años antes. Así, en 1937, por Decreto Fundacional de 23 de agosto, dado en Burgos, se creó el Servicio Nacional del Trigo, instrumento imprescindible para regular la distribución de un producto de primera necesidad muy escaso durante la Guerra Civil y los años inmediatamente posteriores.
Previamente, en los inicios de 1936, los ingenieros agrónomos Cavestany, Cavero y Bartual habían realizado el estudio Organización del mercado triguero nacional y creación de la red nacional de silos.
La ubicación del silo de Córdoba junto a la línea de ferrocarril, su empaque, su lograda estética, su imagen indisolublemente unida a la de la ciudad y el hecho de permanecer como un islote respecto a su entorno urbano lo convierten en un edificio de gran singularidad. Fue construido en dos fases. El cereal llegaba hasta el silo por dos medios de transporte fundamentalmente: el tren y los camiones.
El
Ayuntamiento demanda que el silo tenga uso cultural tras pasar a la Junta.
La Junta de Andalucía, a través de
la Delegación Provincial de Agricultura, está estudiando la solicitud realizada
por el Ayuntamiento de Córdoba de convertir el antiguo silo en un centro de
creación artística tras pasar el edificio a la Administración andaluza y quedar
fuera de la red básica que mantenía su uso agrario. "Estamos estudiando la
petición para uso cultural que ha realizado el Ayuntamiento", indica Mar
Giménez, delegada de Agricultura, que ha confirmado que la demanda ha llegado
recientemente a Córdoba. En noviembre el Consejo de Gobierno de la Junta aprobó
la asignación a Agricultura del silo situado en la zona de Noreña. Con una
superficie aproximada de 10.000 metros cuadrados, la reconversión de esta
instalación fue incluida en el programa electoral de IU como futura sede del
Centro de Formación y Creación en Arte Contemporáneo, uno de los proyectos
estrella para potenciar la candidatura de Córdoba a la capitalidad cultural de
2016.
LA FINANCIACION El presidente de la
Gerencia de Urbanismo, Andrés Ocaña, mostró ayer su confianza en que la cesión
de usos al Ayuntamiento se solventará finalmente al considerar que existe una
buena disposición negociadora de la Junta de Andalucía. "Seguimos con el
proyecto del centro de creación artística", dijo Ocaña, que resaltó que
esta iniciativa requerirá una inversión importante, aunque defendió la
actuación al considerarla un proyecto emblemático para la capitalidad cultural.
"Es uno de los proyectos más singulares de cara a la capitalidad cultural
y vamos a emprenderlo con el estudio y financiación adecuada para poder
llevarlo a cabo", remarcó.
Desde el gobierno municipal se
defiende esta iniciativa que recuperará e integrará un edificio histórico en la
vida cultural de la ciudad. Tras almacenar durante más de cuarenta años
productos agrarios, el gobierno municipal destaca esta infraestructura por su
ubicación cercana a las estaciones de AVE y autobuses y la monumentalidad del
edificio. El proyecto, que requerirá una inversión superior a 15 millones de
euros, prevé la creación de un centro de encuentro cultural de la ciudad en el
que se establezcan ayudas y becas para los artistas españoles y extranjeros que
las requieran, además de acoger en residencia y alojamiento a los artistas que
lo necesiten.
La Consejería de Agricultura es
propietaria de 29 silos en la provincia de Córdoba tras desarrollarse desde
febrero de 1996 un convenio entre la Junta de Andalucía y el Ministerio de
Agricultura por el que la Administración autonómica pasaba a encargarse de las
labores de intervención de los mercados agrarios y cedía la propiedad de los
incluidos en la red no básica (27 en la provincia) y la gestión de uso en los
incluidos en la red básica (5). En noviembre pasaron a la red no básica los
silos de Córdoba y Alcaracejos.
El
Silo, de maqueta a bien cultural.
Pudo ser uno de esos macroproyectos
—que, al final, quedó en nada como tantas otras cosas— y será parte del patrimonio cultural protegido de Andalucía.
Y, probablemente, sea de lo más peculiar del catálogo por su fecha de
construcción, 1951, y por los usos que tuvo cuando se alzó, un silo de cereal levantado por el régimen e
inaugurado por Franco cuando España necesitaba una red nacional para el acopio de
alimentos con los que hacer frente a la dureza de la posguerra en una etapa de
economía autárquica.
El edificio más alto de Córdoba — 57 metros y medio en total—
está ahora en proceso de inscribirse en el Catálogo de Patrimonio Histórico con
categoría de Bien de Interés
Cultural. Fue el primero en su género, empezó a construirse en 1941 y,
cuando se abrió, en el complejo trabajaban la friolera de 4.000 personas. Era
capaz de mover 15.000 toneladas diarias y almacenar de una vez 220.000 kilogramos de trigo, maíz o semillas.
Su ubicación se eligió por la cacareada situación logística de Córdoba. Se
encuentra al pie de las vías del ferrocarril.
La exalcaldesa lo quiso como un centro de creación cultural en
las elecciones de 2003. El proyecto se dio de bruces con la política —la
negativa a cederlo de la Administración autonómica— y el enorme coste de su remodelación teniendo
en cuenta que son diez plantas, que son, según el expediente, «impracticables».
Imagen de la noticia |
De patente alemana, el Silo lleva el nombre del ingeniero que lo
levantó, Carlos Ynzenga, quien impulsó la red nacional de este tipo de
edificaciones. La creación de silos en la posguerra es hija de su tiempo.
Según un estudio de la profesora María
Ángeles Jordano, de la Universidad de Córdoba, el régimen de Franco
decidió casi en el primer minuto evitar la especulación y hacerse cargo del
mercado triguero español. Los efectos reales de la decisión llegarían a Córdoba
en 1941, cuando se organizó un servicio de camiones para recoger el cereal a
los productores y llevarlo a centros desde donde distribuirlo. Eranaños de cartillas de racionamiento (acabó
en 1953), mercado negro y hambre.
Aire neomudéjar
Se contrató un equipo asesor alemán y se
atribuye al arquitecto Ignacio Fiter los aspectos estéticos que, en el caso de
Córdoba, justifican su inclusión. El Silo ubicado en el barrio de las Delicias tiene
remates y un cierto aire neomudéjar, emparentado lejanamente con la Facultad de
Veterinaria y con el recuerdo ausente de la residencia Teniente Coronel Noreña,
para la que solo unos pocos arquitectos, como José Rodríguez Rueda, pidieron el
indulto. El Silo tiene el curioso remate dedos estrellas de David en los ventanales superiores. Si se
tiene en cuenta que la patente salió de la Alemania de 1941, el detalle supone
una suerte de venganza —o
simulación— histórica. Vaya usted a saber.
En el Silo no hay grano aunque la
actividad de intervención del trigo duró medio siglo. Literalmente, se abandonó como la práctica
totalidad del medio millar de edificios similares que se hicieron en toda
España. Muchos acabaron demolidos. La Junta lo tenía para guardar coches aunque
tampoco era plan. Desde hace años, allí se custodian todas las piezas que salen de las excavaciones para
que el Museo Arqueológico lleve a cabo los trabajo
La
Junta defiende el uso agrario del silo de Córdoba.
El silo de Córdoba puede convertirse
en un nuevo culebrón administrativo, tal y como está sucediendo con la
residencia Teniente Coronel Noreña. Curiosamente, entre ambos edificios existen
muchas similitudes: se encuentran en la misma zona de la ciudad, la propiedad
corresponde al Estado, pero la gestión del uso es de la Junta de Andalucía. Si
en la residencia de Noreña se han previsto numerosos proyectos que se han ido
descartando por la dilación de todo el proceso y ahora parece que se quiere
construir un centro de salud, para el silo de Córdoba el equipo de gobierno del
Ayuntamiento ha previsto la construcción del Centro de Formación y Creación en
Arte Contemporáneo, convirtiendo esta iniciativa en uno de sus proyectos
estrellas de la legislatura. Desde el Ayuntamiento se han mantenido contactos
con el Gobierno central, aunque la Consejería de Agricultura considera que tiene
mucho que decir en cualquier idea que se contemple, sobre todo porque las
instalaciones las está utilizando en la actualidad.
SORPRESA DE AGRICULTURA
La delegada provincial de
Agricultura, Mar Giménez, ha mostrado su sorpresa por las gestiones realizadas por
el Ayuntamiento. "No entiendo que se haya presentado un proyecto y no
hayan contado con nosotros, sobre todo porque el uso es de Agricultura",
indica Giménez, que ha resaltado que las dependencias se están utilizando para
albergar parte del archivo de la delegación provincial, además de mantenerse en
alerta en el caso de que sea necesaria su utilización para albergar cereal o
cualquier otro cultivo sujeto a la intervención. Y es que el silo de Córdoba se
incluye dentro de la red básica de centros de intervención de la provincia,
junto a los de Alcaracejos, El Carpio, Santa Cruz y Valchillón, por lo que la
propiedad pertenece al Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), aunque su uso
se cedió a la Junta en 1996. "El silo de Córdoba tiene que estar permanentemente
en situación de uso para que en un tiempo récord se pueda acceder al
almacenamiento", dice Mar Giménez, que destaca que desde hace unos años no
se ha almacenado ningún producto agrario, ya que se emplean sobre todo los de
Valchillón, Santa Cruz y El Carpio. "Si hubiera que utilizarlo en un par
de semanas estaría en uso", recalca. Con relación al proyecto de fijar 11
plantas en el edificio, Giménez advierte que en la actualidad sólo existen dos,
la planta baja y la superior. Además, estima que las celdas ubicadas en el
interior y que se incluyen dentro de la estructura del edificio están
realizadas con hormigón armado, por lo que su eliminación "afectará a la
estructura del silo, por lo que a lo mejor sería más útil su demolición
completa".
"El
Silo de Córdoba. Un ejemplo de arquitectura industrial"
Autora
artículo: María Ángeles Jordano Barbudo
Resumen
Concluido
en 1951, su empaque y buena conservación imprimen al antiguo Silo de Córdoba un
carácter singular como arquitectura industrial. La necesidad de almacenar grano
fue el motivo de su construcción dentro de la política que se configuró con la creación
de la Red Nacional de Silos y hoy, tras varias décadas sin funcionar, recobra
en parte su razón de ser al servir como depósito del Museo Arqueológico de
Córdoba.
Se
puede descargar en pdf para leerlo.
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