Patrimonio Industrial nacional e internacional

PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

miércoles, 8 de febrero de 2023

El Patrimonio Industrial es más que una cara bonita. Diana Sánchez Mustieles

 

Seguimos asistiendo a la destrucción indiscriminada del Patrimonio Industrial, debido a que se trata como muchos patrimonios de definición “reciente”, son patrimonios poco valorados e infravalorados, como el Patrimonio Rural. Ante la “excusa” de su falta de valor se justifica su destrucción para poder usar su solar para nuevas construcciones que supuestamente ayudan a que la ciudad “crezca y evolucione”, siendo el único pecado de este indefenso patrimonio el estar ubicado en un solar que actualmente está revalorizado o está correctamente ubicado, aunque originalmente se encontrara en la periferia de las ciudades.


Fábrica de Armas de La Vega, Oviedo

Pero este patrimonio sí que tiene valores, grandes valores que van más allá de su cara bonita, de ese supuesto valor arquitectónico del que dicen que carece, pero no quiero adelantarme y antes de este “valor estético”, hablemos de otros de sus muchos valores.

Aunque se trata de construcciones “recientes”, al ser vestigios de la época de la industrialización, nos encontramos con conjuntos de gran valor histórico, que nada tiene que ver con la antigüedad (valor que gusta dar al patrimonio tradicional histórico-artístico). Estamos hablando de  antiguas instalaciones que formaron parte de la historia económica y social de un barrio, de una localidad, de una provincia o incluso de una comunidad autónoma e incluso de un país, muchas de esas fábricas, hoy silenciadas, ayudaron a hacer historia, formaban parte de la vida cotidiana de muchos trabajadores, pero también de empresarios y de ciudadanos que podían consumir sus productos o hacer uso de sus instalaciones (como las estaciones de tren). Todo ello da a estas antiguas fábricas un valor histórico que no debe ser despreciado, pudiendo ser igual de importante una fábrica de grandes dimensiones como una pequeña fábrica o almacén que significó mucho para la vida de un barrio.

 

Antigua estación del Grao de Valencia

Además de este valor histórico, también pueden tener valor técnico o tecnológico por incluir en sus sistemas de producción sistemas innovadores dignos de ser estudiados y que fueron pioneros, y algunas incluso aún mantienen en su interior, maquinaria muestra de esas innovaciones. Con todo ello nos encontramos que además de ese valor técnico o tecnológico, puede tener un gran valor inmaterial si se documenta ese modo de producción (su saber hacer), siendo una parte importante de la memoria del trabajo.

 


Antigua Fundición Averly, derribarla en parte para construir edificios de viviendas... Zaragoza

Otro valor que suele tener este patrimonio, aunque en muchos casos se niegue, es el VALOR ARQUITECTÓNICO, un valor que muchos reducen al diseño de su fachada, y si no tiene una clara decoración/ornamentación o un estilo arquitectónico claro directamente consideran que no tiene valor arquitectónico, siendo esta una visión muy reduccionista, pues si consideran que la arquitectura es solo una fachada creo que se están equivocando. El valor arquitectónico no solo lo da el diseño de una fachada (o su decoración), sino también la composición de los volúmenes que conforman un conjunto, la distribución y organización de los espacios en su interior, el cómo se realizaban y orientaban las cubiertas, el cómo se utiliza la materialidad (esto puede incluir que tenga valor constructivo), el cómo se implanta el conjunto en un solar o territorio, modificando su entorno cercano, e incluso una sencilla fachada con pocos elementos ornamentales puede tener valor arquitectónico por ese claro objetivo de querer ser la cara pública de una industria, es por ello que no se debe menospreciar el valor que pueda tener una sencilla fábrica (esto no tiene porque ser algo malo, aunque así se quiera “vender”), con una sencilla decoración o con un uso sincero de la materialidad sin ornamentos (les recuerdo a muchos que existe el estilo racionalista). Por lo tanto una fábrica es más que una cara bonita, es una instalación productiva donde la distribución de sus espacios no se hacían al azar y la composición de fachadas y cubiertas buscaban la iluminación natural para poder realizar el trabajo en su interior; buscando construir con materialidad duradera y de poco mantenimiento (no siendo mala construcción como también se quiere “vender”). Todo ello es arquitectura, no solo las fachadas, que es lo que muchos miran a la hora de valorar alguna edificación.

 



Fábrica de hilados, trenzados y tejidos de yute de Pilar Casanova (Valencia)

Pero se puede ir más allá con este patrimonio infravalorado, su VALOR INMATERIAL, su valor por la memoria del trabajo que contuvieron, la memoria de los trabajadores, la memoria del trabajo de muchas mujeres que trabajaron en fábricas, como las tabacaleras, corcheras, en cerámica e incluso en fábricas textiles como de sacos donde el trabajo femenino era fundamental. Además también contienen memoria empresarial de hombres y mujeres que realizaron fábricas (y sí digo mujeres, porque también existieron empresarias).

 

Libro sobre la historia de una antigua fábrica de sacos, donde se muestra claramente el trabajo femenino.

Portada con panel cerámico de la Fábrica de hilados, trenzados y tejidos de yute de Pilar Casanova (Valencia)

Este tipo de espacios y su memoria no deberían desaparecer, sino que se podrían reutilizar para múltiples usos como ya lo demuestran cada vez más casos de reuso de antiguos espacios industriales, pudiendo dar gran calidad de vida a su entorno sin la necesidad de hacer nuevas construcciones. Es muy simplista pensar que una nueva construcción es la que puede dar mayor calidad a un entorno, y no una recuperación adecuada y sostenible de un espacio.


Fábrica Can Batllo de Barcelona, salvada gracias a la movilización ciudadana. 

Y no se puede olvidar el gran VALOR SOCIAL que tienen estas antiguas instalaciones, es el valor que le dan los ciudadanos a las construcciones o producciones que valoran, a las que les tienen cariño (lo que muchos intentan llamar despectivamente nostalgia). Las personas son las que crean patrimonio, y cuando una antigua fábrica es valorada por un barrio, y por otras muchas personas de una ciudad o de fuera de ella, le están dando valor. Como se apunta en el Preámbulo de la LEY 16/1985 DE PATRIMONIO HISTÓRICO ESPAÑOL

 

“…El Patrimonio Histórico Español es una riqueza colectiva que contiene las expresiones más dignas de aprecio en la aportación histórica de los españoles a la cultura universal. Su valor lo proporciona la estima que, como elemento de identidad cultural, merece a la sensibilidad de los ciudadanos. Porque los bienes que lo integran se han convertido en patrimoniales debido exclusivamente a la acción social que cumplen, directamente derivada del aprecio con que los mismos ciudadanos los han ido revalorizando...”.

Vecinos de San Antonio, Valencia, pidiendo la protección de las naves y la NO construcción de un macrohotel


Estas antiguas instalaciones industriales se deberían considerar una oportunidad para recuperar historia y además darles nuevos usos para los barrios en los que se implantan, teniendo un claro Valor de reutilización y de elemento dinamizador del entorno. Hay que pensar en estas construcciones como una oportunidad y no como un estorbo para conseguir un solar, seguimos perdiendo historia y patrimonio. Aunque muchos nieguen el valor del Patrimonio Industrial, tiene muchos valores (se podrían hacer muchas tesis sobre ello) y es más que una cara bonita.

Diana Sánchez Mustieles.

Dra. arquitecta y arquitecta voluntariosa

Blog Patrimonio Industrial Arquitectónico

 



*Si alguien deseara fuentes sobre Patrimonio Industrial, puede consultar mi tesis doctoral, en la cual encontrará una extensa bibliografía 

Tesis doctoral Diana Sánchez Mustieles


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