El
Catllar salvará la fábrica abandonada con coviviendas
Artículo
de Sara Sans para La Vanguardia
Fue un esplendoroso complejo
industrial que produjo papel hasta 1912 y luego se reconvirtió en fábrica
textil con central eléctrica incluida. Pero, como tantos otros en Catalunya, en
los años setenta aquel potente motor económico de El Catllar
(Tarragona) dejó de ser productivo y cerró en 1975.
Desde entonces, los tres edificios
del complejo –uno del siglo XVIII y otro levantado en 1860– fueron
irremediablemente degradándose. El complejo ha estado en venta durante años sin
que nadie se interesara por él. Hasta ahora. Cuatro profesionales impulsan una
nueva vida para la vieja fábrica convirtiéndola en una comunidad con viviendas
colaborativas y amplios espacios y servicios comunes donde desarrollar nuevas
ideas y proyectos.
En una primera fase, que supone una
inversión de unos tres millones de euros, está previsto habilitar viviendas
para que puedan vivir de forma permanente en estas instalaciones –ubicadas junto
al río Gaià y a poco más de diez kilómetros de Tarragona– 22 familias.
El proyecto, bautizado como “La
Fábrica de la Transición”, también contempla habilitar otros apartamentos para
que se puedan ocupar de forma temporal, y favorecer así que gente de otros
países puedan pasar temporadas en El Catllar. En cuanto a las zonas comunes,
una de las principales bazas de la iniciativa, están pensadas para acoger
espacios de trabajo (coworking), conferencias y otro tipo de actividades, com
huertos.
“La Fàbrica de El Catllar será un
lugar para vivir y para experimentar la sostenibilidad con más de 4.000 metros
cuadrados de espacio habitable y más de 1.000 metros cuadrados de espacios
comunes”, explica el arquitecto Saül Garreta, uno de los cuatro promotores del proyecto
e impulsor de otra iniciativa ya consolidada: Reviure Solanell, con la que se
ha recuperado la vida en este pueblo abandonado de el Pirineu a través de una
cooperativa que él mismo promovió.
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“Esta iniciativa es una forma de
salvar un patrimonio histórico muy importante que de otra forma seguramente
acabaría en ruinas”, añade Rafael López-Monné, geógrafo y consultor experto en
turismo y patrimonio. El Ayuntamiento de El Catllar ha acogido el proyecto con
los brazos abiertos y trabaja ahora en la modificación del plan urbanístico
para introducir el uso de covivienda. Los impulsores se han reunido con Sostre
Cívic, la cooperativa barcelonesa que impulsa este tipo de proyectos y que
cuenta con 600 socios, para tirar adelante el proyecto.
“La idea es poner en valor el
patrimonio que ya existe y plantear otras maneras de utilizarlo”, añade
Garreta. Prevén que un tercio del complejo, rodeado de amplias zonas verdes,
sean espacios comunes, como salas para actividades profesionales, culturales,
talleres o conferencias, que habrá que gestionar. Para ello, cuentan con la
experiencia de otro de los impulsores de “La Fàbrica de la Transició”: el belga
Matthieu Lietaert, doctor en Ciencias Políticas y autor de Homo Cooperans 2.0
(Icaria Editorial) sobre economía colaborativa. Lietaert es cofundador de
Echappée, la comunidad que gestiona 18 apartamentos de cohousing en el centro
de Bruselas.
El conjunto de la fábrica de El
Catllar, construida sobre un molino medieval, está catalogado. Conserva los dos
edificios industriales y otro que acogía una colonia para los trabajadores.
También se conservan dos chimeneas monumentales, una de ellas de 43 metros de
altura, lo que da una idea de la magnitud de la fábrica. Todo ello se integrará
en el nuevo proyecto.
Fuente
de la noticias http://www.lavanguardia.com/
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