El molino de El Batán desaparece
Artículo de David Ojeda para Canarias 7
A poco más de 1.200 metros de distancia de la Catedral
de Santa Ana, tan solo 18 minutos caminando, se esconde una de las joyas del
patrimonio histórico de Las Palmas de Gran Canaria: el molino de El Batán,
también conocido por el del Pambaso. Pieza datada a principios del siglo XVI,
estos días apenas queda en pie parte de su esqueleto original mientras la zona
se llena de basura y sus habitantes más insignes son lagartos de 50 centímetros
de largo.
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La ciudad desconoce gran parte del patrimonio que guarda. El molino de agua de El Batán o del Pambaso fue la infraestructura de este tipo más antigua de toda la isla. Acomodado en el cauce del Guiniguada después de la Conquista, ha visto crecer la ciudad alrededor; ladera arriba se han ido desarrollando El Batán y San Roque. Recientemente autoridades municipales acudieron al barrio para la inauguración de una tienda de supermercados y, es probable, que ni repararan en que solo unos metros más abajo se está yendo al suelo un pequeño pedazo –apenas 70 metros cuadrados– de la historia primigenia de la capital insular.
El estado del molino es ruinoso. Y su desaparición es algo más que un titular llamativo. Así lo explica Israel Campos Méndez, profesor titular de Historia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. «A pesar de encontrarse protegido por el Catálogo Municipal del Patrimonio Etnográfico, la falta de intervención integral, más allá del parque que lo enmarca en estos momentos, certificará su total desaparición en los próximos años», refiere.
De titularidad privada, el Ayuntamiento de Las Palmas
de Gran Canaria aspira a su adquisición para, a través del Plan Especial de
Protección y Reforma Interior, salvarlo de la desaparición, pero esta es una
idea que lleva sonando años sin que termine por concretarse. «El Ayuntamiento
viene trabajando desde hace años con los propietarios del molino para
adquirirlo dado su interés etnográfico. El acuerdo está avanzado y el objetivo
es culminar el proceso para llevar a cabo el proyecto de rehabilitación»,
explican a este periódico las fuentes municipales consultadas.
El molino estuvo en funcionamiento hasta la década de
1960. La zona se nutría de gofio a través de sus aspas, desparecidas también
hace muchos años. Fue el último ingenio hidráulico a pleno rendimiento de la
Heredad de Vegueta. Textos históricos de Tomás Marín y Cubas o Antonio
Bethencourt hacen referencia a las singularidades del molino por su
«arquitectura sencilla e interesante silueta».
La obra hidráulica de El Batán ha sido moneda de
cambio entre familias y apellidos ilustres de Gran Canaria prácticamente desde
su construcción por orden del conquistador Pedro de Vera. «A finales del siglo
XVI se vincula a las propiedades de la familia del Castillo y al Condado de la
Vega Grande. Parece que para esas fechas ya había variado su función principal
como molino batanero, que aunque con características parecidas a los molinos de
granos movidos por agua, se destinaban al engrosado de los tejidos de tela
(bataneo)», expone Campos Méndez.
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Han pasado más de cinco décadas desde que dejó de utilizarse. Su utilidad y exposición ante la ciudadanía fueron otras de las víctimas colaterales de la construcción de la GC-110, esa gran carretera que sepultó el cauce del barranco, hizo desaparecer los simbólicos puentes de Piedra y de Palo y cambió la anatomía de Las Palmas de Gran Canaria de una forma que todavía se estudia cómo reconstruir sin que ninguna promesa electoral al respecto logre hacerlo.
Lo curioso es que con los años sí se han producido
actuaciones alrededor del molino. El acceso a El Batán cuenta con un espacio
verde con cierto grado de mantenimiento, superior incluso al que es habitual en
esa entrada de la ciudad. Esa zona está mantenida, con la hierba cortada con
regularidad, y comparte lugar con el molino y un pequeño estanque contiguo en
los que la basura trepa por las paredes.
En el interior de la antigua casa del molinero, donde
ya se han desplomado los tejados, han encontrado refugio personas sin hogar.
Allí se amontonan ropas viejas y restos de comida y bebida. También sirve como
punto limpio no autorizado. Tirados sobre esta edificación histórica yacen los
esqueletos de electrodomésticos y hasta un carrito de bebé.
*La noticia cuenta con un video
Fuente de la noticia https://www.canarias7.es/
Más
información sobre el molino
NOTICIA 2020
Urbanismo
quiere comprar el molino de El Batán para crear un museo de sitio
Fuente de la noticia https://www.laprovincia.es
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