Patrimonio Industrial nacional e internacional

PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

lunes, 8 de agosto de 2022

La antigua Fábrica de hilados, trenzados y tejidos de yute de Pilar Casanova, del barrio San Antonio de Valencia en peligro, los vecinos denuncian trabajos de derribo sin licencia.

 

Lo que está ocurriendo en el Barrio de San Antonio de Valencia es realmente lamentable, los vecinos llevan un tiempo denunciando el hecho que se quiera construir un hotel en el interior de una manzana, lugar donde se encuentra una antigua instalación industrial, Fábrica de hilados, trenzados y tejidos de yute de Pilar Casanova, y además junto al conjunto queda un tramo visible de la Acequia de Rascaña. El hotel se quiere construir sobre dicho conjunto…cosa que considero incomprensible.


Los vecinos solicitaron un informe de estudio de valores del conjunto para estudiar su protección, que realicé junto a una compañera historiadora del arte. El informe mostraba los valores que tiene el conjunto para considerar su protección como Bien de Relevancia Local. Dicho informe lo trasladaron al ayuntamiento junto a la solicitud de protección…por ahora el ayuntamiento no se ha pronunciado, mientras sigue avanzando el trámite para la licencia de derribo y licencia de construcción del hotel.

 

Se están desoyendo las denuncias y solicitudes de los vecinos del Barrio de San Antonio, los cuales se verán afectados si se llega a realizar esa construcción.

 

A continuación me hago eco de la nota de prensa que ha realizado a Asociación de Vecinos del Barrio de Sant Antoni-Zaidia de Valencia.

 

Los vecinos de Sant Antoni denuncian trabajos de demolición sin licencia en los terrenos del macrohotel de Zaidía durante el periodo vacacional.

La confianza es un préstamo que, en origen, tenemos todos con todos, pero que anulamos si alguien nos daña, nos miente, o actúa en nuestra contra. Los hechos acaecidos estos dos últimos veranos durante el periodo vacacional han forzado a los vecinos de Sant Antoni a anular la apreciada confianza por dos veces.

 

Verano de 2021. Los hechos de 2021 son ya conocidos. Una promotora solicita licencia para construir un macrohotel de una estrella, que también sirva de residencia de estudiantes, para más de 1000 huéspedes de bajo nivel adquisitivo en el interior de la manzana de las calles Sagunto, San Bruno, Luz Casanova, y Padre Urbano. El proyecto cuenta con edificios de hasta 7 plantas, y a menos de 2 metros de las ventanas de algunas viviendas de la manzana. Todo el tráfico se dirige por la calle San Bruno, de un único carril, y con la entrada al colegio Salesianos de San Antonio Abad. No existe ningún tipo de estudio de impacto de esto, ni del efecto en la calidad de vida de los vecinos de la manzana, ni de cómo puede absorber el barrio a 1000 nuevos convivientes con ganas de fiesta como ocurre en otras zonas con hoteles de una estrella. La concesión o rechazo de la licencia depende, directamente, de Lucía Beamud, regidora del Igualdad, Espacio Público y Pueblos del Ayuntamiento de Valencia.

 

La solicitud pasa los primeros filtros del Ayuntamiento de Valencia y llega a la fase de notificación a los vecinos de la manzana, según lo establecido en el artículo 55 de la Ley 6/2014, de 25 de julio, de Prevención, Calidad y Control ambiental de Actividades en la Comunitat Valencia. Es importante destacar la ley, puesto que obliga a la notificación. Sin embargo, dicha notificación se hace a mediados de julio, con muchos vecinos fuera, y otros pensando más en las vacaciones que en otra cosa. Las notificaciones no dan detalles, ni son nominativas, van dirigidas a las comunidades de propietarios, creando incertidumbre y dudas. Además sólo otorgan 15 días para presentar alegaciones. Eso sí, sin detalles no hay mucho que alegar. Los detalles son difíciles de conseguir y, en ocasiones, su obtención se retrasa. Luego, hay que analizarlos, y darse cuenta de lo que se pretende construir. Y si consigues hacer todo eso, te asustas, te abrumas. Miras por la ventana al patio interior de manzana. Vuelves a mirar. Intentas imaginarte cómo se va a transformar. Ves las naves antiguas: “¿Eso se va fuera?, ¿pero no están protegidas como tantas otras cosas?” Entonces, comienza el procedimiento de las alegaciones ya que, con suerte, aún te quedan unos días de plazo.

 


Está claro que, con las fechas elegidas (pleno verano), se buscó reducir la capacidad de reacción del vecindario. Los vecinos no sabemos a qué pudo deberse, pero, tras ver la magnitud del proyecto, es fácil deducir que la promotora buscó bien los tiempos. Se tuvo una reunión con el arquitecto del proyecto, el cual, lejos de ser comprensivo, fue bastante agresivo. Todo ello hizo que, incluso antes de conocerla, los vecinos perdieran la confianza en la promotora.

 

Verano de 2022. Comienza ahora una nueva parte de esta historia, que culmina el verano de este año 2022. Vecinos, antes desconocidos, les une ahora una causa. Acaban formando una asociación de vecinos que no existía anteriormente, y, a través de ella, empiezan a pedir cosas que faltan en su barrio: más dotaciones, más limpieza, más seguridad; todo ello sin perder de vista el macrohotel. El 27 de abril de 2022, solicitan en el Ayuntamiento la protección de las naves, que pertenecieron a la antigua fábrica de hilados, trenzados y tejidos de yute de Pilar Casanova. Dicha solicitud está apoyada en un informe realizado por un conocido estudio de arquitectura experto en patrimonio. Los encargados de realizar el informe encuentran un panel cerámico exterior dedicado a Nuestra Señora de la Cabeza de 1935, el cual, al ser anterior a 1940, debe estar protegido según lo indicado en la disposición adicional quinta de la Ley 4/1998 del Patrimonio Cultural Valenciano. Sin embargo, no se encuentra registrado en ninguna base de datos de elementos patrimoniales protegidos. Las conclusiones del estudio son que las naves deberían ser catalogadas como Bien de Relevancia Local por su valor histórico, su valor arquitectónico, su valor de conjunto, su valor por su vinculación con la acequia de Rascaña, su valor etnológico, y su valor como recurso revitalizador. Este último punto hace referencia a la posibilidad de reutilizar las naves para revitalizar el barrio con nuevas y necesarias dotaciones. La solicitud para proteger las naves cambia de manos varias veces en el Ayuntamiento, algo que, según algunas voces, no es habitual. Finalmente, acaba en manos de un departamento de Sandra Gómez, vicealcaldesa de Valencia y responsable del área de urbanismo. Tras más de tres meses, el expediente generado aún no está resuelto, algo que, según otras voces, es normal ya que algo así puede tardar un año en resolverse. Lo que es cierto es que el ayuntamiento conoce el valor del conjunto, así como la existencia del panel cerámico que está obligado a proteger. Y lo conoce, no sólo por el informe, sino porque la asociación de vecinos ha tenido reuniones sobre el estado del barrio con los responsables del Ayuntamiento, y así se lo ha hecho saber.

 

Por otro lado, los antiguos edificios de San Bruno 18 y 20 sufrieron una caída de cascotes esta primavera. Los terrenos en los que están son parte del proyecto del macrohotel, y dan acceso directo a las naves. El 15 de julio de 2022, se comenzó su demolición. Los vecinos se pusieron en alerta en seguida. Julio de nuevo. La promotora realiza esos trabajos con los permisos correspondientes para esos terrenos: San Bruno 18 y 20. El 28 de julio de 2022, los operarios que han estado trabajando en la demolición entran en las naves y empiezan a demoler dentro de ellas. Los vecinos no ven lo que hacen, pero sí lo oyen, y también oyen a los operarios comentar que tendrán que demoler todo lo de ese terreno. Ante esa situación, llaman a la policía local, que decide no personarse ese día, ni realizar más averiguaciones. Las averiguaciones las realizan los vecinos, que consiguen enterarse que hay solicitado un permiso para demoler las naves, pero que aún está en proceso de ser concedido. Sin tener el permiso, los operarios entran a trabajar en las naves, pero ya se sabía desde verano de 2021 que la promotora no es de confianza. Dos días antes de que esto ocurra, varios vecinos se reúnen con Elisa Valía, responsable en el Ayuntamiento del ciclo integral del agua. El motivo es que el macrohotel se va a construir encima de la antigua acequia de Rascaña, que es propiedad del Ayuntamiento. En las conversaciones no se avisa sobre la solicitud de licencia de demolición, incluso sabiendo que la asociación de vecinos ha pedido la protección de las naves. Ahora, el Ayuntamiento, teniendo una solicitud de protección sin resolver, sabiendo que hay elementos que deberían protegerse según la legislación vigente, está en trámites de conceder una licencia de demolición de aquello que se quiere proteger, y, en una reunión con la parte interesada, no se le informa de la situación. La concesión o rechazo de la solicitud de demolición depende de Sandra Gómez, la misma que tiene entre manos la solicitud de protección.

 

El Ayuntamiento siempre ha dicho entender las reivindicaciones de los vecinos, tanto sobre el macrohotel como sobre otros asuntos. Está claro que en el tema del macrohotel actúan a espaldas de los vecinos, y en otros asuntos no han demostrado implicación: las calles siguen sucias, no hay policías, el asfaltado que se solicitó de Luz Casanova es vergonzoso… La confianza perdida es difícil de volver a obtenerla. Es de suponer que los miembros del gobierno del Ayuntamiento deben saberlo bien.

 


El 4 de agosto continuaron los trabajos dentro de las naves. Los vecinos volvieron a llamar a la policía, y decidieron acudir a las naves para asegurarse de que no se cometiera ninguna ilegalidad. Por supuesto, allí no fueron bien recibidos. Los operarios llamaron a quien está orquestando todo lo del macrohotel: Victoria García Albertos, representante legal de Inversiones Gran Valencia 2005 S.L., y de CEP Bilding Group Española S.L., dos de las múltiples empresas que están detrás de todo esto. Su respuesta fue llamar, a su vez, a la policía. Desde la policía local se informó a uno de los vecinos que una brigada se encaminaba a las naves, y que esperaran allí su llegada. Tras pasar más de 15 minutos sin que la brigada llegara, el vecino llamó de nuevo a la policía, y se le informó que la orden se había anulado. ¿Quién pudo hacerlo?

 

Ante estas pérdidas de confianza, los vecinos se han organizado para vigilar el estado de las naves durante este verano, ya que, ni Ayuntamiento ni policía local van a ejercer estas funciones.

 

*Las imágenes que ilustran la entrada son de la Asociación

 

Perfil de twitter Asociación de Vecinos San Antonio-Zaidia

https://twitter.com/VeinsSantAntoni

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vamoss👏👏💪

Anónimo dijo...

No pueden cometer semejante atrocidad!!!