La historia del telar, reproducida a pequeña escala en un garaje de Benilloba.
Artículo de
P.S. para Las Provincias
Rafel Julià atesora en su garaje de Benilloba un
verdadero museo de la industria textil. 50 años trabajando entre telares
(sumados a una memoria privilegiada) han llevado a este mecánico jubilado a
reproducir a pequeña escala la historia de la industria textil. Junto a su
coche, Julià acumula cerca de una decena de reproducciones, desde un telar
manual de hace cerca de 500 años, a un modelo de pinza de la década de 1960.
Imagen de la noticia |
“Cuando me preguntan a qué escala están hechos, yo siempre digo que a escala funcional”, reconoce Rafel. Sin ayuda de nadie, y sin ningún tipo de referencia documental más allá de su propia memoria, ha realizado este benillobense de 87 años semejante proeza. Salvo alguna pequeña modificación, todos los telares son fieles reproducciones de modelos existentes. Además, funcionan perfectamente y confeccionan todo tipo de tramas.
La razón de tal curiosa afición debe buscarse en el
momento de su jubilación, el 15 de diciembre de 1995, tal y como su afilada
memoria le permite rememorar. “Caí en una pequeña depresión, y mi hermana me
animó a que me distrajera fabricando telares. Anteriormente ya le había hecho
uno a mi hijo con motivo de su comunión”. Parece que los paseos por el parque y
las partidas en el bar con los amigos no eran suficiente para Rafel; después de
50 años trabajando entre telares, era el momento de empezar a fabricar los
suyos propios.
En todos ellos utiliza materiales reciclados que ha
ido recogiendo de diferentes desguaces de la comarca. El tiempo que dedica a
fabricar cada uno es variable, desde unas pocas semanas hasta dos años,
dependiendo del modelo. A las reproducciones que tiene en su garaje se suman
las que ha ido regalando, la gran mayoría entre su familia. Entre las
instituciones receptoras de su trabajo está la Universidad de Alicante, que
incluyó uno de sus telares en una exposición sobre la industria tradicional
valenciana.
“No tengo ningún tipo de estudio. Todo lo he aprendido
a base de hacer y deshacer”, afirma el benillobense. La única formación que
figura en su hoja de servicios es un curso de cuatro días al que tuvo que
asistir en Mataró; lo hizo al pasar de trabajar con telares de lanzadera a
hacerlo con los de pinza. Esa falta de estudios la ha suplido con su vasta
experiencia y con una intuición fuera de lo común, hasta el punto de reproducir
máquinas que nunca ha visto en persona.
Imagen de la noticia |
La vida ante el telar
Su trayectoria empieza a los 10 años en plena
posguerra, trabajando con las ‘canillas’ de los telares. Posteriormente pasó a
trabajar delante de un urdidor y al llegar a los 12 años empezó a tejer a mano.
Fruto de una enfermedad tuvo que dejar esa actividad, y al poco tiempo empezó a
trabajar con los telares mecánicos. Más tarde empezaría su larga trayectoria
como mecánico en diferentes fábricas de su Benilloba natal, un municipio que
otrora fue un referente en la industria textil. Entre otras empresas pasó por
Hilario Pérez, Mambor o Antonio Silvestre.
Con el paso del tiempo se fue a trabajar a Muro, donde
un accidente laboral casi le hizo perder una pierna. “Estábamos desmontando un
telar de Jacquard para enviarlo a México, y debido al descuido de un compañero
salí despedido como un cohete. Me fracturé tibia y peroné; acabé con el pie
prácticamente colgando”. Después de un tiempo de baja consiguió trabajo en la fábrica
Francisco Jover de Alcoi, donde pasó los últimos 8 años de carrera antes de
retirarse. “No querían que me jubilara; me ofrecieron un ascenso y un aumento
salarial, pero mi hijo me convenció para que lo dejara”.
….
Fuente de la noticia https://www.lasprovincias.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario