El último molino de Teulada está en peligro de desaparecer.
Artículo de
Teulada Moraira digital.
Un importante tesoro patrimonial podría perderse en
Teulada. Irene Pérez Hernández, aboga por la urgente necesidad de proteger el
“Molí de Sebastià”.
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Licenciada en Bellas Artes, Irene Pérez Hernández, actual propietaria del inmueble donde se ubica esta joya del patrimonio local, detalla con todo lujo de detalles la historia del molino de Teulada: “Los molinos de agua o hidráulicos, y los de viento se localizaban por toda la comarca y constituyen una de las primeras muestras impulsadas por energía eléctrica a principios del siglo XX. Este Molino, construido por Pascual Pérez Albinyana, constituye una de las primeras muestras impulsadas por energía eléctrica”
El molino se instaló en la entrada de Teulada, en la
calle de la Ermita (hoy Avenida Las Palmas), en un inmueble que era un hostal y
que se amplió para la construcción del molino adquiriendo otra vivienda en la
calle Caullà o Molí (hoy Hernán Cortés).
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Debemos señalar en este punto que, Irene Pérez Hernández, es bisnieta de Pascual Pérez, y todos los detalles históricos que desgrana de manera meticulosa han sido recabados tras una laboriosa investigación familiar.
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Noticia completa en https://teuladamorairadigital.es
El último
molino de la Marina Alta está en Teulada y conserva la maquinaria.
Artículo de Alfons Padilla para Levante emv
«De Teulada, ni gra ni palla». El refrán no le hace
ninguna justicia a un municipio que guarda un tesoro: un molino maquilero que
primero funcionó con gas pobre y luego con electricidad. Conserva la maquinaria
de la década de 1920, cuando Pascual Pérez Albinyana, que era d’Alfàs de Pi,
decidió moler por su cuenta (antes había trabajado en la aceña del Quisi, en
Benissa, y ya en Teulada, en el molino de viento de Castellons, en el de carbón
de Antonio Ramiro y en el de agua de Benirrisc) el trigo de media comarca, ya
que aquí llevaban el grano agricultores de Benissa, Senija, el Poble Nou de
Benitatxell o Gata de Gorgos.
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La maquinaria, de madera, se ha salvado, pero las correas de cuero están raídas y se adivina que la carcoma ha hecho pequeños estragos. El oficio de molinero lo continuó Sebastià, que era hijo de Pascual. Ambos fueron alcaldes de Teulada y sobresalientes músicos (enseñaron solfeo y música a varias generaciones de teuladins).
El molino, que da a dos calles, la antes conocida como de l’Ermita, ahora avenida de la Palmas, y a la del Molí, hoy Hernán Cortes (ojo a la despersonalización del callejero local), lo ha heredado Irene Pérez Hernández, una joven artista que es bisnieta de Pascual y nieta de Sebastià.
Irene ha buceado en la historia del molino. Ha
repasado los detallados diarios en los que los molineros plasmaban las
vicisitudes del oficio. La casa fue antes un hostal y un almacén de pasa. Ha
encontrado el último apunte que realizó su abuelo antes de dejar de moler. Lo
tituló «historia de la marcha del molino» y evocaba que en 1961 todavía
funcionaba a «pleno rendimiento», pero luego la actividad fue declinando y «en
1988 ya no se sembró nada de trigo». «Ya hoy, día 17 de octubre de 1989, no se
cosecha trigo ni en Teulada ni en ningún pueblo de la comarca. Este molino ha
sido el último en parar de trabajar».
Paco Pérez, padre de Irene e hijo de Sebastià,
recuerda que los últimos clientes fueron los hippies de la discoteca Hacienda,
en la Plana de Xàbia, quienes querían harina integral molida artesanalmente.
Otro refrán es ese que dice que «agua pasada no mueve
molino». Y viene de perlas. No hay que dejar pasar la oportunidad de rescatar
esta joya patrimonial. Irene advierte de que el tejado de cañizo está muy
deteriorado. «Llamamos a los obreros. Pero es un parche. Hace falta una
intervención de más envergadura».
Y el molino es, desde luego, un tesoro. El ayuntamiento podría crear un museo único, un museo de la molinería. La maquinaria, que siempre es lo más difícil de conseguir, está. El espacio respira historia. Ahora es el momento. El cultivo del trigo ha regresado a la Marina Alta con el proyecto de Jesús Pobre de «Blat de la Marina».
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Irene insta a restaurar el molino y va más allá. Ella es licenciada en Bellas Artes, ha trabajado en la Tate Modern de Londres y ahora vive en la Selva Negra (Alemania) y allí gestiona junto a otros artistas (ella es escultora) e historiadores del arte una residencia internacional de artistas. Aboga por crear también en el molino un centro de arte contemporáneo y de experimentación.
De momento, un primer informe técnico del ayuntamiento
urge a rehabilitar el edificio y convertirlo en museo. Es un tesoro y Teulada
le da la vuelta al refrán del grano y la paja.
Fuente de la noticia https://www.levante-emv.com
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