SOS para el viejo molino gofio de
Tacoronte.
Artículo de Gabriela Gulesserian para Diario de Avisos (El Español)
En el interior del molino de gofio de El Calvario, en Tacoronte, todavía se
conserva gran parte de su maquinaria, tanto la que lo hacía mover como la que
tostaba el grano. También la mesada de madera, donde mucha gente se sentaba a
hablar, porque era un lugar de encuentro, donde la gente contaba sus historias,
risas de por medio, mientras tostaba el grano o esperaba su turno, recuerda
José Miguel Dávila, hijo de Miguelina, quien regentó la instalación hasta el
año 2000. Él y su hermana Ángeles hacían las tareas del colegio sentados en una
banqueta en el salón principal. “Justo allí”, señala.
Desde entonces, el viejo molino clama a gritos SOS porque corre peligro de
caerse si no se actúa rápido. El problema más grave está en su cubierta porque
el falso techo ha ido cediendo y las tejas se han desplazado poco a poco. La
estructura en sí parece tea y “aparentemente” no se ve muy dañada porque es una
madera muy fuerte, pero todos los travesaños que la aguantan se encuentran en
muy mal estado, sostiene José Miguel.
En 2019 un grupo de amigos y conocidos se propuso “salvar” el viejo molino,
que requiere de una intervención especializada debido al desgaste producido por
el tiempo. Intentaron arrancar el viejo motor de gasoil y recuperar algunas
piezas, como la tolva, pero la pandemia paralizó estos intentos y ahora buscan
la manera de convertirlo en la casa del gofio o una especie de museo para que
la tradición de moler este cereal no se pierda.
Situado en un lugar idílico, en el casco antiguo del municipio, la
recuperación se antoja complicada porque la propiedad es de varios herederos,
algunos están ilocalizables, y otros han renunciado a la herencia. La familia
de José Miguel es solo una parte aunque sí es propietaria del equipamiento
interior.
La instalación se divide en cuatro cuartos, uno donde se encuentra la
tostadora y la piedra de moler de casi 500 kilos; otro donde perviven los
viejos recipientes en los que se dejaba reposar el grano; el mayor, que es el
que además servía como punto de reunión y uno pequeño donde está ubicado el
motor. Ninguno ha sobrevivido al desgaste, las filtraciones de agua y el paso
del tiempo.
Paredes, techos, suelo, no hay ningún elemento que se salve pese al gran
valor que tiene, porque el molino está catalogado como de interés patrimonial
en el Plan General de Ordenación del municipio (PGO) de 1998.
Por esta razón, uno de los miembros de la citada asociación realizó la
semana pasada una pintada en el frente que rezaba: ‘Molino de gofio, estoy muy
enfermo, el ayuntamiento no me protege’.
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El graffiti generó gran polémica en el municipio pero también activó el proyecto de recuperación, aunque según el alcalde, José Daniel Díaz, éste nunca se perdió. En este sentido, recuerda que cuando Miguelina leyó el pregón de las Fiestas del Cristo, el año pasado, fue él quien anunció que la idea del Ayuntamiento era que el molino de El Calvario volviera a tostar grano y a funcionar de mano del Ayuntamiento.
“En la actualidad hay un expediente incoado del área de Urbanismo conforme
a Ley de Patrimonio de Canarias y ésta establece que las administraciones
públicas tienen la obligación de actuar en defensa del patrimonio y así lo
estamos haciendo. Hay documentación solicitada desde febrero”, confirma el
mandatario a este periódico.
También asegura que se abrieron pesquisas sobre la titularidad, que no está
clara porque incluso a nivel catastral no fue definida en su momento. Mientras
se realizan estas averiguaciones sobre la propiedad, se trabaja en la parte
técnica y precisamente, el miércoles los aparejadores y arquitectos municipales
harán una visita al interior del inmueble para comprobar su estado y estudiar
qué tipo de intervención concreta se requiere. No cabe duda que es un primer
gran paso.
Respecto a quién financiará esta actuación, José Daniel Díaz explica que en
base a la citada ley, “si el Ayuntamiento tiene que intervenir para defender un
elemento patrimonial que está en peligro puede destinar dinero público y
después pasarle la cuenta de cargo a la propiedad, que está obligada a mantener
ese patrimonio en perfectas condiciones”.
Por este motivo, lo primero que se hará es evaluar el tipo de intervención
que necesita el molino para salvarlo. También para que se defina si es a nivel
de proyecto “o de hacer una ejecución forzosa, es decir, apuntalar la cubierta
y después plantear el proyecto y valorar, en base a eso qué es lo que se le
traslada la propiedad, a quien se les tiene que comunicar si interviene en el
inmueble o lo hace el Consistorio en garantía de lo público”.
José Miguel Dávila, que actualmente es además, presidente “provisional” de
la asociación que intenta salvar el molino de El Calvario, está convencido que
es mucha la gente a la que le gustaría colaborar en su recuperación porque
forma parte de la historia y el patrimonio del pueblo, y como tal, “debe ser
éste el que venga, lo visite y lo disfrute”. Como ocurría antaño.
Fuente de la noticia
https://diariodeavisos.elespanol.com/2021/04/sos-para-el-viejo-molino-gofio-de-tacoronte/
PUBLICADO EL 20/04/2021
Salvar el molino de gofio de El Calvario.
Artículo de Raúl Sánchez Quiles para El Día
El molino de gofio de El Calvario, en el centro histórico de Tacoronte,
lleva más de 20 años abandonado y el tejado que lo protege amenaza con venirse
abajo si no se actúa relativamente pronto. En 2019, un grupo de amigos creó la
Asociación Molino de Gofio de Tacoronte para promover su compra y recuperación
posterior. Al tratarse de un bien privado, de propiedad muy fragmentada por
sucesivas herencias y renuncias, la adquisición por parte de alguna
administración pública no es un trámite sencillo y el proceso no avanza tan
rápido como el deterioro de este negocio fundado en el siglo XIX.
José Miguel Dávila es el presidente “provisional” de esta asociación, cuyo
objetivo es “salvar el molino y encontrar una solución por la vía del diálogo,
sin polémicas, enfrentamientos ni politización. Somos un grupo de amigos que no
quiere que este patrimonio de todos se pierda”. En la actualidad, en Tacoronte
sólo queda en activo un molino de gofio, que se ubica en la zona alta del
municipio, concretamente en Agua García.
Dávila reconoce que el principal problema de este inmueble es localizar e
identificar a todos sus propietarios, ya que hay muchos herederos, gente que ha
renunciado a su parte y personas que, incluso, ni siquiera saben que tienen
parte de la finca. Su familia es una de las propietarias, pero recalca que su
interés se limita a evitar que se pierda este molino “al que acudían muchísimas
personas de todo el municipio para tostar y moler sus propio grano, por lo que
también era un lugar de encuentro con mucha historia”.
Este colectivo se ha dirigido en primer lugar al alcalde, José Daniel Díaz
(NC), “que ha mostrado interés en recuperarlo”. Lo visitó hace tres meses.
“Nosotros no queremos líos, queremos soluciones, y entendemos que no se trata
de un asunto sencillo que se pueda solucionar de hoy para mañana”, afirma
Dávila.
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La pintada
Cristian González, un veterano activista tacorontero, también se ha
implicado en los trabajos para tratar de proteger el molino y recuperar su
maquinaria. Al margen del citado colectivo, hace unos días decidió pasar a la
acción y pintó un mensaje en la fachada para tratar de generar una reacción
municipal: “Molino de gofio. El Ayuntamiento no me protege. Estoy muy enfermo”.
La pintada generó polémica y centró de nuevo la atención en el estado de este
viejo molino.
José Miguel Dávila no comparte la decisión de pintar la fachada de un
edificio que quieren proteger, aunque reconoce que aprecia a Cristian y lo
considera “una persona muy luchadora, que tiene su forma de hacer las cosas. A
nosotros no nos pareció bien y no queremos que se convierta en un arma
arrojadiza ni en una cuestión política”. Por eso este sábado varios miembros de
la asociación quedaron para borrar la pintada y devolver a la fachada el
original color amarillo.
Cristian González no se esconde, reconoce que fue el autor del mensaje y
defiende su motivación: “La gente tiene que saber que en ese molino llueve más
por dentro que por fuera. Si no se actúa, lo vamos a perder. Mi intención era
empujar al ayuntamiento para que se implicara en la recuperación de esta parte
de nuestro patrimonio cultural. Eso se cae y aquí nadie hace nada. No se puede
ser tan pusilánime”.
“Lo que he pretendido es que se muevan. No entiendo por qué a algunas
personas les parece mal que la gente sepa que el molino está ahí y se está
cayendo. Lo que se reclama al ayuntamiento es que lo expropie, lo recupere y
cree allí un museo o una exposición”, recalca Cristian.
El tejado es la parte que más preocupa. La cumbrera está en mal estado en
varios tramos y las filtraciones de agua son muy importantes. Para salvar el
molino lo prioritario es salvar su tejado. En el interior se conserva un viejo
motor de gasoil, de 1928, que miembros de este colectivo y Cristian González
lograron echar a andar. También se conservan las piedras de moler y el
tostador, aunque está muy deteriorado.
El alcalde, José Daniel Díaz, recalca el compromiso del gobierno local
(NC-PSOE-SSP) por evitar la desaparición de este edificio: “Nuestro interés es
adquirirlo para convertirlo en un museo del gofio, dado que se conserva la
maquinaria en el inmueble y es un espacio que resulta atractivo. Además, está
situado en el triángulo histórico de Tacoronte, junto con La Alhóndiga, la
plaza del Cristo y la iglesia de Santa Catalina”.
“Estamos tramitando un expediente de acuerdo con la Ley de Patrimonio
Cultural de Canarias porque se trata de un elemento catalogado en el Plan
General de Ordenación (PGO) de 1998 que no se está conservando en las debidas
condiciones”, explica el alcalde tacorontero.
“El Ayuntamiento quiere salvar la estructura, pero tenemos que ceñirnos a
la citada ley porque se trata de un bien de propiedad privada con muchos
propietarios distintos y problemas relacionados con herencias –señala Díaz–.
Hay varias formas de poder intervenir ante el riesgo existente para la
conservación de este bien, debido a la falta de mantenimiento y de ornato
adecuados”.
Con diferentes puntos de vista, las tres partes implicadas en este
conflicto comparten el objetivo de salvar el molino y, además, coinciden en
señalar que esta intervención sí que debería comenzar por el tejado.
Fuente de la noticia https://www.eldia.es
Los vecinos de Tacoronte piden
salvar el molino de gofio de El Calvario.
Artículo de Diario de Avisos, El Español.
La familia propietaria de las máquinas que durante décadas surtió de gofio
a Tacoronte, está dispuesta a cederlas para que el Molino de El Calvario pueda
convertirse en Bien de Interés Cultural, un pequeño museo o un taller cultural.
A pesar del conflicto de herencias que pesa sobre la propiedad, los vecinos
piden al Ayuntamiento “que se ponga las pilas e intervenga de inmediato para
promover su recuperación”.
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En su fachada, un mensaje de socorro llama la atención en la calle más transitada de Tacoronte. La construcción, de casi dos siglos, cerró sus puertas en 2001, y ahora está en riesgo de desaparecer. A ver si nuestros gobernantes lo evitan.
Fuente de la noticia https://diariodeavisos.elespanol.com
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