Patrimonio Industrial nacional e internacional

PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

martes, 22 de noviembre de 2022

Noticias sobre la antigua fábrica de Loza de San Claudio, Oviedo.

La loza de San Claudio, «un espacio sin futuro»

Artículo de Susana Neirarosalía Agudín para El Comercio

Las vías del tren separan la antigua y abandonada fábrica de loza de San Claudio del polígono industrial, casi el último reducto de actividad en una localidad de 2.700 habitantes que «antes era rica». Lo recuerda así Raúl Menéndez, con 73 años y sentado a la entrada del taller mecánico que ahora gestiona su hijo Javier. Entre calada y calada de un cigarrillo, el chapista jubilado mira con pena desde su negocio las deterioradas instalaciones que en épocas doradas, cuando las vajillas adornaban los manteles de toda España, acogieron a «mil y pico obreros», hasta que con su cierre en 2009 vino el declive para todos. Un desastre económico en cadena. Cerraron más negocios y redujeron otros: «Perdimos muchísima clientela». Y lo peor, que el complejo, a unos seis kilómetros y medio de Oviedo, no vislumbra futuro: «Está en ruinas y es una pena; nadie mira para ello», secunda su hijo, con la manos ennegrecidas por el trabajo.


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Trece años después de su cierre, la decadencia de todo el recinto se acentúa. Hasta el cartel que advierte del 'peligro por ruina' se esconde entre la maleza. Al quedar vacía primero robaron las vajillas del interior, luego llegaron los okupas, se cayeron los techos, 'desapareció' el cobre... Los pocos caminos que siguen dejando el paso dan a basureros: de neumáticos, cartuchos sin tinta, muebles, colchones... «Y luego vienen los chavales e incendian todo», lamenta el veterano. Se la ha dejado morir de abandono, hasta convertirla en un esqueleto de ladrillos rotos, en lugar de darle un nuevo uso. «Tenemos esto aquí y luego llevan las cosas para otros sitios fuera del municipio», reprocha.

 

Guarda razón porque es la única antigua factoría del municipio de gran tamaño. 28.000 metros cuadrados, sin planes de futuro. Antes eran tres. La Vega, en cambio, está pendiente de un convenio urbanístico entre las tres administraciones públicas (Defensa, el Principado y el Ayuntamiento) para transformarla -no sin críticas de sectores que apuesta por conservar el patrimonio industrial- en un polo tecnológico, una zona residencial, recintos culturales y un gran parque; y sobre la Fábrica de Gas, el fondo de inversiones Ginkgo Advisor acaba de cerrar su compra a Edp para convertirla en una zona residencial, comercial y con nuevos espacios públicos de la mano del arquitecto Patxi Mangado.

 

Para la locería, de 1901, que llegó a ser Bien de Interés Cultural (BIC) -hasta que lo tumbó una sentencia- y donde el Ayuntamiento se llegó a plantear su compra tras varias subastas fallidas, nada. «Nadie piensa en San Claudio. Hay un montón de cosas que se podían hacer como la ciudad deportiva del Real Oviedo o una zona para autocaravanistas», propone Luis Miguel Fernández, presidente de la asociación de vecinos de la localidad. «También hay espacio suficiente para aparcar, instalar un supermercado... Solo se necesita que esté limpia y cortada (la maleza)», añade. Pero frente a esto, señala una dejadez que extiende a toda la localidad: «En San Claudio no hay ningún futuro y esas zonas cada día están más abandonadas. A partir de la rotonda de Las Campas no existimos para el Ayuntamiento. Tampoco el Principado mira para aquí».

 

El sentimiento de tristeza por la situación y falta de futuro invade a todos los vecinos. Todo el mundo tiene un familiar o un conocido que ha trabajado en San Claudio: «Mi padre estuvo ahí cuarenta años. Da pena, porque San Claudio ya no es ni conocido como lo era en su día por su locería», cuenta Belarmino González mientras se toma un vino en la terraza del bar La Viña.

 

«¿Nunca fueron al Bellas Artes? Hay cosas de la fábrica preciosas», dice, quizá con doble sentido por lo poco que queda de la locería más allá del museo, una vecina de la localidad, que prefiere no dar su nombre, cuyo padre también trabajó en San Claudio «hasta que se retiró a los 63». «Claro que da pena, hacían cosas preciosas y funcionó 101 años», explica esta mujer mientras espera la llegada del tren tras cruzar esas vías que separan la antigua factoría -también a la cercana fábrica de tubos, igualmente abandonada, llena de basura y pintadas, y con unos enormes y peligrosos socavones- de la localidad.

Fuente de la noticia https://www.elcomercio.es

 

Imagen de cómo se encuentra San Claudio actualmente, foto de noviembre 2022 Diana Sánchez


Septiembre 2022. El verdadero valor de la fábrica de loza de San Claudio

Artículo de Toño Huerta para La Voz de Trubia

El trubieco José Fuente llevó en los años veinte del siglo pasado a su máximo esplendor a la factoría, compitiendo directamente con La Cartuja sevillana, origen de un patrimonio excepcional hoy en completo abandono.

 

La Belle Époque, el periodo a caballo entre los siglos XIX y XX, supuso una nueva época de auge para la industria asturiana. El retorno de capitales indianos tras el “desastre” del 98 o el incremento del consumo urbano auspiciado por el mayor poder adquisitivo de la clase trabajadora, hicieron que diversos sectores crecieran, en especial el alimentario –bebidas gaseosas, derivados lácteos, conservas, etc.–. Con antecedentes desde el siglo XVIII y un precedente más cercado en la Fábrica de Loza La Asturiana (Gijón, 1874), la industria cerámica también se vio favorecida por esa coyuntura, creándose en San Claudio la que sería una de las grandes marcas del sector.

La población de San Claudio ya contaba con cierta tradición desde 1896, cuando se funda la Fábrica de Cerámica Asturiana, donde uno de sus productos más reconocidos fueron las tejas planas. Pero sería la Sociedad Senén María Ceñal y Compañía, fundada en 1901, la que daría lugar a la gran empresa que aquí existió durante varias décadas; con profesionales llegados de La Asturiana o de otras fábricas inglesas, se levanta un complejo fabril diseñado por Dimas Alonso y construido por un personaje cuyo apellido pronto volveremos a mencionar, Modesto Fuente, contratista de Udrión. En esta primera época predomina el estilo y estética inglesa, la loza blanca y estampada. Ya en 1904 contaría con varios puntos de venta en Oviedo y otro en Trubia. Pero a raíz de la I Guerra Mundial y, sobre todo, sus problemas económicos y estilos un tanto anticuados, harían que la sociedad se disolviese y se aceptara la compra por parte del industrial trubieco José Fuente, que en 1922 constituye la S.A. Fábrica de Loza de San Claudio, época de esplendor donde la marca es reconocida a nivel nacional, entrando en competición directa con La Cartuja sevillana. La entrada en el accionariado del grupo Banesto en 1941 marcaría el comienzo de un lento final, agravado a partir de la década de 1970 por la competencia de materiales más baratos y duraderos, como Duralex. Aún así, aún perviviría varios años hasta la llegada de un personaje funesto, Álvaro Ruiz de Alda, quien se hace con la fábrica en 1992; en un proceso de ingeniera societaria, muy propio de los profesionales de la especulación, logra hacerse con la marca. Fueron años de movilizaciones y mucho sufrimiento por parte de las trabajadoras, hasta que en 2009 llega el despido y cierre definitivo de las instalaciones.

Noticia completa en https://lavozdeltrubia.es

 

Agosto 2022

Los vecinos denuncian rallies ilegales alrededor de la fábrica de loza de San Claudio.

Fuente de la noticia https://lavozdeltrubia.es/

 

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