Patrimonio Industrial nacional e internacional

PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

jueves, 25 de noviembre de 2021

La Asociación para la Recuperación de Patrimonio Industrial y Cultural del Norte (ARPI) compra antiguas instalaciones de patrimonio minero de Palencia.

 

La Asociación de Patrimonio Industrial compra seis inmuebles mineros en Vallejo de Orbó.

Artículo de Pilar Gimeno para El Norte de Castilla

 

Proteger y conservar el patrimonio industrial es clave para el desarrollo de muchos territorios. En Europa y en algunas comunidades autónomas españolas lo tienen claro desde hace años, y en la Montaña Palentina algunos también. Recientemente, la Asociación para la Recuperación de Patrimonio Industrial y Cultural del Norte (ARPI) ha dado un paso de gigante con la adquisición de algunos vestigios de la minería del carbón del siglo XIX como el Pozo Rafael, la bocamina de San Ignacio, una vivienda obrera, la boca de salida del canal subterráneo navegable de Orbó y un calero-horno a escasos metros de la salida del canal. Han sido una decena de «valientes» –afirma el presidente de ARPI, José Luis Ruiz– los que, con sus aportaciones económicas, han hecho realidad una negociación que comenzó hace una década.


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Esta iniciativa –se está negociando la compra de otros bienes– da respuesta a «la necesidad de preservar este legado. Se trata del pasado más reciente de esta comarca, esplendoroso en su día, decadente y víctima del rechazo después y, ahora, prácticamente olvidado», asegura Ruiz. Preservar la memoria oral, así como no perder técnicas y tecnologías posteriores a la revolución industrial y específicas de las labores ligadas a la extracción, tratamiento y el transporte del carbón, «no solo es un derecho, sino una obligación con las generaciones venideras».

 

ARPI se creó en 2012 con la intención de impedir el deterioro de las infraestructuras mineras que jalonan Vallejo de Orbó y Barruelo de Santullán, y en 2021 comienza a visibilizarse el proyecto 'Paisaje minero de Vallejo de Orbó', fruto de años de estudio histórico detallado y pormenorizado por un equipo interdisciplinar de arquitectos, historiadores de arte, ingenieros, urbanistas, geógrafos y economistas. «Estamos terminando los proyectos que atañen a estas infraestructuras para que, una vez visados, sean presentados en los correspondientes ayuntamientos y que estos nos concedan las licencias de obra necesarias para que en un corto o medio plazo no sigan deteriorándose y puedan visitarse», concreta Ruiz.


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Ya han presentado a los ayuntamientos de Brañosera y Barruelo, a la Diputación de Palencia y a la Junta un plan director provisional cuyo objetivo final es la visibilización de un 'Paisaje cultural minero' para Vallejo de Orbó y Barruelo. «No tenemos dudas de que este proyecto saldrá adelante con el apoyo indispensable y necesario de las administraciones, con las que trabajamos de forma muy cercana», da a conocer el presidente de la asociación.

 

El último Plan Nacional de Patrimonio Industrial destaca precisamente que las intervenciones van más allá, es decir, crean territorio. En la práctica y en la Montaña Palentina, en palabras de Ruiz, lo primero que debe visibilizarse es «el apropiamiento de los moradores de ese patrimonio, que es suyo y que, debido a su decadencia, ha sido rechazado por los que perdieron su puesto de trabajo e incluso su vida al tener que emigrar del pueblo donde habían nacido. Si conseguimos que se sientan dueños y orgullosos de ese patrimonio, creo que lo hemos salvado», afirma. Ahora, con la ayuda de las administraciones, es hora de buscar «un plan para que se sostenga, atraiga gente y recursos».


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El patrimonio industrial es un recurso de notable potencial. Así lo atestiguan proyectos como el Centro de Artes Contemporáneas de Azores (Portugal), el Centro Cultural de Genk (Bélgica), un edificio de viviendas en Escher (Suiza) o el Lekuona Fabrika de Errenteria (País Vasco), pero su gestión es imperfecta. «El patrimonio industrial no es fácil de gestionar. Precisa catalogación, jerarquización –no se puede proteger todo–, consolidación y, sobre todo, algo que está tan de moda: sostenibilidad», manifiesta Ruiz. ARPI aboga por actuaciones y prácticas basadas en «el respeto por el bien, el rigor en su tratamiento y la reversibilidad» y es que, profundiza, «debemos centrar nuestros recursos solo sobre parte de nuestros bienes».

Fuente de la noticia https://www.elnortedecastilla.es

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