La aprobación municipal del plan de
las Cocheras causa una oleada de indignación ciudadana
La
reacción en redes sociales ha surgido como una explosión con cientos de
mensajes y miles de interacciones incesantes en contra de la decisión tomada
ayer por la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, que permite la
destrucción de las Cocheras centenarias de Metro y la construcción de un
rascacielos de más de 30 plantas en la única zona despejada de Chamberí.
A
veces es difícil tomar el pulso a la ciudadanía antes de tomar una decisión;
sobre todo si no se escucha a las entidades ciudadanas que aglutinan, en una
buena parte, ese colectivo- disperso pero con sentimientos comunes- que es la
sociedad.
Ayer
el Ayuntamiento de Madrid no escuchó, por enésima vez, a quienes defienden otro
modelo de ciudad, un urbanismo consciente de su propia historia, y cuyos suelos
públicos son y deban ser siempre, al margen de su uso, públicos y destinados a
ofrecer servicios para toda la ciudad.
El
actual gobierno, prefirió seguir adelante con viejos planes urbanísticos
heredados de la anterior etapa, que se distinguió en este campo por aprobar
multitud de intervenciones que la justicia acabó tumbando: desde la operación
Mahou-Calderón y la del Bernabeu, al Palacio de Congresos, y el Minivaticano,
pasando por Torre Arias y el campo de Golf en el Tercer Depósito del Canal;
todos ellos planes que vulneraban la ley y los derechos ciudadanos.
El
equipo que dirige el consistorio firmó el Pacto contra la especulación
urbanística y por el derecho a la ciudad, e incluía en su programa electoral
mención expresa a la recuperación del Patrimonio de Chamberí, así como recogía
concretamente el proyecto de Corazón Verde. Esta propuesta vecinal defiende la conservación
de las naves históricas de las Cocheras, así como por la creación de un espacio
unitario en torno al único espacio libre y a cielo abierto del distrito.
De
nuevo, con la aprobación inicial de este planeamiento parcial la apisonadora de
la administración vuelve a pasar el rodillo por encima de los contribuyentes
para plantar una torre que, lejos de suponer una mejora para el barrio, se
configura como otra maldición más sobre la maltrecha Historia de Madrid, cuyo
Patrimonio Histórico se ve continuamente expoliado.
Las
redes son un buen indicio que expresan el malestar que ha causado en el público
esta decisión, que pone en entredicho las promesas de superar las malas praxis
de la época de los pelotazos inmobiliarios.
Desde
los colectivos ciudadanos firmantes, creemos que esta decisión es un grave
error y nos movilizaremos para combatirlo
Fuente
de la nota de prensa
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