Cuando
San Claudio “se dejó morir”
Artículo de Susana Neira para El
Comercio
«Luchamos muchísimo, aún no sé cómo
tuvimos aquella fuerza». Así recuerda María José Mon, la que fuera presidenta
del comité de empresa, los últimos casi tres años de agonía de la fábrica de
loza de San Claudio una década después del cese de actividad, tras protagonizar
manifestaciones, pelearse con las administraciones y encerrarse en los talleres
para evitar una despedida que aún hoy da pena rememorar. Tal día como ayer, el
30 de abril de 2009, cerró sus puertas la emblemática Loza de San Claudio,
dejando desolado no solo a un pueblo cuyo nombre viajó pintado en azul cobalto
a través de las vajillas por los manteles de toda España y parte del
extranjero, sino a todo un municipio.
Ciento ocho años de historia -fue el
empresario Senén García quien recuperó una antigua fábrica de cerámica, con el
apoyo de un grupo de banqueros, en 1901- cuyo punto y final se escribió con
Álvaro Ruiz de Alda como propietario. Aunque para entonces, poco tenía que ver
ya con una fábrica que llegó a sumar más de seiscientos obreros. Aduciendo la
bajada de las ventas y la fuerte competencia, el entonces propietario presentó
su primer plan de despidos en 2007. «Primero fue el concurso de acreedores,
luego los Expedientes de Regulación de Empleo, otro plan de viabilidad....
Vimos marchar a más de cien personas, la mayoría mujeres, y sabíamos que el
resto iríamos detrás», rememora Mon. Pocos lograron recolocarse, habían pasado
la mayor parte de su vida en este oficio y les pilló la crisis económica.
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Tampoco han tenido futuro los más de
23.000 metros cuadrados del complejo industrial, condenado a la ruina y el
abandono. Los administradores concursales intentaron su venta en varias
ocasiones -con un primer intento de subasta por 1,33 millones y uno final sin
precio mínimo- pero nadie se interesó. Solo los saqueadores de vajillas,
grafiteros y okupas han transitado por el interior y hasta han provocado varios
incendios en este complejo incluido en el Inventario de Patrimonio Cultural de
Asturias.
«Parece una selva»
Mon, tras una visita esta semana, no
da crédito al estado de las instalaciones, llenas de maleza, la basura y los
cristales rotos: «No había vuelto y esto parece una selva, todo desmantelado
como si hubiera habido una guerra civil», describe. «Es todo una pena: Si San
Claudio se conoce por algo es por la fábrica de loza y los empresarios la
dejaron morir», lamenta el presidente de la asociación de vecinos de zona Luis
Miguel Fernández, que aún recuerda cómo de niño escuchaba el sonido de la
sirena a una de la tarde y cientos de empleados con bata blanca salían de la
factoría para comer. Con su cierre perdió toda la localidad: «Los comercios
bajaron un montón, no hay industria y San Claudio es más bien una zona
residencial».
El equipo de gobierno anunció un
plan para comprar la fábrica y rehabilitarla como centro de interpretación, pero
el proyecto está aparcado por el momento. Los vecinos de la localidad, en
cambio, desean otro futuro: «Se podría limpiar todo y podría ser la salvación
al recinto ferial que necesita Oviedo. Estamos a 1,5 kilómetros y bien
comunicados».
Fuente
de la noticia https://www.elcomercio.es
MARZO
2018. Los papeles de San Claudio, salvados
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