Artículo de VI Congreso de Historia Ferroviaria- VI Trenbidea Historia Batzarra.
Autores del artículo: Lluís Obiols i Perearnau
(Fundació Catalana del Ferrocarril)y Lluís Prieto i Tur (Fundació Catalana del
Ferrocarril.
RESUMEN
La exploración de nuevos recursos energéticos para abastecer la industria catalana de mediados y finales del siglo XIX configuró los primeros proyectos de ferrocarriles en el Pirineo oriental catalán. El Ferrocarril y Minas de Sant Joan de les Abadesses y el Tranvía o FC Económico de Manresa a Berga representaron dos importantes ejes de abastecimiento del carbón. En las zonas más occidentales del Pirineo los accesos resultaban más complicados, aunque los yacimientos de carbón eran más bien modestos para que fuera rentable establecer un sistema ferroviario. En las valles de los ríos Segre, Noguera Ribagorçana y Noguera Pallaresa intervinieron otros factores que provocaron una proliferación de proyectos industriales y energéticos vinculados a la minería unos, y a la producción hidroeléctrica, otros. Desde principios del siglo XX se desarrollaron proyectos de electrificación de las ciudades utilizando la electricidad, primero a nivel muy localizado mediante fábricas de gas o utilizando pequeños saltos hidroeléctricos para alimentar fábricas cercanas a los cursos de los ríos. La electrificación a gran escala se convirtió posteriormente en un interesante negocio para el capital privado autóctono y también para el procedente del extranjero (EE.UU., Bélgica, Alemania y Suiza).
La electrificación de los
tranvías en la zona de Barcelona y la posible extensión de las redes, además de
las amplias posibilidades de vender electricidad para uso doméstico e
industrial promovieron la producción eléctrica a gran escala mediante grandes
centrales térmicas alimentadas con carbón y sobre todo grandes centrales
hidroeléctricas. Estas instalaciones podían situarse a centenares de kilómetros
de distancia pues la técnica de transporte de energía había avanzado: ya era
rentable establecer líneas eléctricas de gran capacidad y las subestaciones de distribución.
Para la construcción y la logística de estas grandes centrales, mantenimiento y
alimentación fue necesario el uso de sistemas ferroviarios, cables y
teleféricos auxiliares. La mayor parte de éstos resultaron efímeros que
desaparecieron una vez finalizadas las actuaciones para las que fueron creados.
En este trabajo apuntaremos la historia de estas instalaciones de las centrales
hidroeléctricas en la Vall Fosca de Energía Eléctrica de Cataluña (EEC), las del río Noguera Pallaresa (Riegos y
Fuerzas del Ebro), de las complejas obras de la Empresa Nacional Hidroeléctrica del
Ribagorzana (ENHER), las del río Segre en Oliana (Fuerzas Eléctricas del Segre),
las de Fuerzas Eléctricas de Andorra (FEDA), La Sociedad Productora de Fuerzas Motrices (SPFM) en Val d’Aràn o la Cooperativa de
Fluido Eléctrico que se apartó de lo
habitual al construir una central térmica en Adrall, cerca de la Seu d’Urgell
alimentada con carbón mediante un exclusivo sistema ferroviario.
Fuerzas Eléctricas de Cataluña
S.A. (FECSA) absorbió algunas de las
primeras compañías (EEC y RFE) y en la década de los cincuenta y sesenta
impulsó grandes complejos hidroeléctricos en las zonas de la Vall de Cardós,
Espot mediante la construcción de grandes centrales subterráneas, canales y
túneles utilizando medios auxiliares ferroviarios (teleféricos y locomotoras).
Para gestionarla construcción se constituyó la empresa Constructora Pirenaica
S.A. (COPISA).
Otras empresas de la zona
estudiada se dedicaron a la explotación minera que utilizaron pequeños sistemas
ferroviarios, planos inclinados y sistemas de cables aéreos en la zona
estudiada. Nos referiremos a aquellas de las cuales existe más documentación
localizada como la Minera Industrial Pirenaica S.A. (MIPSA), empresa que fue el germen de la
ENHER que se dedicó a la explotación minera de carbón, plomo y cobre, además de
muchas otras empresas mineras más o menos modestas que comunicaron sus puntos
de extracción con las zonas más bajas de las valles para distribuir la producción.
Para ello se utilizaron sistemas ferroviarios, funiculares y cables aéreos,
algunos de ellos de gran complejidad debido a la difícil orografía y las
condiciones extremas de la alta montaña. Incluso existieron líneas o sistemas de
transporte “transpirenaicos” poco conocidos para conectar con las valles
francesas, o las minas de la Val d’Aran, que superaban las fronteras físicas y administrativas
con Francia mediante atrevidas obras situadas en las cumbres pirenaicas en
algunos casos a más de 2000 metros de altitud.
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