La fábrica de harinas más antigua de
la provincia cae víctima de la piqueta. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa,
la harinera de Armunia, también llamada Salcedo, Alfageme o Arias, un inmueble
de referencia en el León industrial, se consume a medida que avanza la piqueta
de una excavadora.
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"Es una lástima porque es un
edificio industrual muy llamativo, de siete alturas, pero no hemos podido hacer
nada", se lamenta Belén Martín Granizo, concejal de Urbanismo del
Ayuntamiento de León.
En 2004 un 'olvido' dejó a esta
edificación sin el nivel de catalogación que habría permitido su conservación.
La propiedad, que veía imposible pasar la Inspección Técnica de Edificaciones y
que temía un posible accidente por el permanente acceso a su interior por parte
de 'sin techo' o colegiales de un centro docente próximo, decidió proceder a su
demolición.
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"Es lamentable lo que ha
sucedido, todo lo que contenía un valor industrial importante tal y como era el
sistema de moturación de su interior y que tenía estructura de siete plantas,
fue saqueado y robado a lo largo de los últimos 15 años en los que la fábrica
ha estado abandonada", recuerda Martín Granizo.
Así que sin piezas de valor en su
interior y sin capacidad legal para mantener el inmueble el Ayuntamiento ha
logrado "al menos" que la propiedad mantenga "el molino de la
presa, que estaba situado en la parte baja de la fábrica". Además se
espera que finalmente se pueda salvar la chimenea próxima, pero dependerá de si
se puede corregir o no su alto grado de deterioro.
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Historia
Esta harinera surgió en el siglo XIX
fruto de una reforma del primitivo molino harinero que, movido con las aguas de
la presa del Bernesga o del Infantado, hundiría sus raíces históricas varios
siglos atrás.
la fábrica en sí nació de la unión
mercantil de dos hombres de negocios forasteros, el catalán Antonio Jover y el
asturiano José Domingo Salcedo. Ambos adquirieron un molino sobre la presa del
Bernesga y junto a él (manteniéndolo) erigieron una nueva fábrica entre los
años 1845 y 1849.
Inicialmente la fábrica contó con
tres parejas de piedras, aunque pronto se verían insuficientes pues en 1860 se
documenta la primera ampliación de la harinera. Tres años después se constatan
en Valladolid dos sociedades, Salcedo y Cía. y Jover y Cía., correspondientes a
los dueños de la fábrica de Armunia.
Tras esa conversión en fábrica ésta
tuvo sucesivas ampliaciones y mejoras con el paso de los años y el cambio de
propietarios. Una de las más destacables la llevó a cabo Santiago Alfajeme a
comienzos del siglo XX, incorporando una máquina de vapor para generar energía
en las épocas de carestía hídrica del cauce que seguía moviendo la industria,
de ahí que la fábrica todavía conserve su chimenea de ladrillo.
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La familia Arias ha sido su última
propietaria y con ella alcanzó su máxima evolución tecnológica y la mayor
producción. Ahora la propiedad reduce a a nada el inmueble y descarta acometer
nuevos proyectos en este terreno, hoy de uso únicamente industrial.
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