El Diari Oficial de la Comunitat
Valenciana (DOCV) publicó el 13 de febrero la resolución por la que se incoa el
expediente para declarar Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de
espacio etnológico, la Colonia de Santa Eulalia, ubicada entre los términos
municipales de de Sax y Villena, en la provincia de Alicante.
Resolución de 28 de enero de 2015,
de la Consellería de Educación, Cultura y Deporte, por la que se incoa
expediente de declaración de Bien de Interés Cultural, con categoría de espacio
etnológico, a favor de la Colonia de Santa Eulalia, situada en los términos
municipales de Sax y Villena y se abre periodo de información pública.
En el Anexo 1 está la descripción
del bien objeto de la declaración, de los inmuebles patrimoniales que conforman
el mismo y determinación de sus valores, en su punto 4 está la descripción y
los datos históricos- artísticos del conjunto.
La
Colonia de Santa Eulalia posee un extraordinario interés tanto etnológico e
histórico como arquitectónico y tipológico, como muestra
sobresaliente de un tipo de asentamientos inspirados en las ideas ilustradas y
progresistas de los siglos XVIII y XIX, que la hace merecedora de su
declaración como Bien de Interés Cultural con categoría de espacio etnológico.
La
implantación de esta colonia remite a las experiencias llevadas a cabo por los
utópicos del siglo XIX como New Lanark (Owen), Icaria (Cabet) o los
falansterios de Fourier entre otras. En España varias experiencias similares
fueron las de la Colonia Güell o Ametlla de Merola, Nuevo
Baztán, la Colonia Campano de Cádiz o Bustiello en Asturias.
La
Colonia agrícola de Santa Eulalia, levantada en los llamados prados de Santa
Eulalia y declarada como tal «de primera clase» el 1 de julio de 1887, estaba dedicada al cultivo de la vid, cereales, incluso
entre ellos el arroz, y de olivos, así como de su posterior transformación
industrial para su comercialización. Fue proyectada de manera que constituyera
una unidad productiva autosuficiente, además que
satisfaciera las necesidades de habitación, solaz, asistencia religiosa y
educacional de sus trabajadores y empleados sin olvidar ni escatimar en su
ornato público y privado recurriendo para ello a escultores, pintores y
ebanistas de calidad, a la manera que promulgaban las teorías utópicas más
avanzadas.
Fue
promovida en sus propias tierras por Antonio de Padua Saavedra y Rodríguez de
la Guerra, conde de Alcudia y de Gestalgar debido las expectativas económicas
de la zona favorecidas por la llegada del ferrocarril
desde Madrid en 1858 y el incremento de la comercialización de los productos
vitícolas por efecto de la crisis del sector provocada por la filoxera en
Francia. Éste constituyó en 1900, la Sociedad Saavedra y Bertodano figurando
como gerente de la misma, con su pariente el ingeniero
Mariano de Bertodano y Roncali, vizconde de Alzira, quien estaba casado con
María Avial Peña, hija de un rico indiano, que contaba con la extraordinaria
dote de dieciocho millones de pesetas que se cree invirtió en este proyecto.
Según
Belando Carbonell en 1888 las tierras estaban distribuidas de la siguiente
manera: 123 ha de secano, 5 ha de regadío y 10 ha de berras incultas, con una
renta de 5.291 pesetas.
El
contexto histórico propicio se inicia, tras varias desamortizaciones
de menor importancia, en el año 1855, durante el segundo gobierno de Espartero.
El ministro de Hacienda, Pascual Madoz, realiza una nueva desamortización que
fue ejecutada con mayor control que la de Mendizábal. El 1 de mayo de 1855 se publicaba en La Gaceta de Madrid y el 31 la instrucción para
realizarla.
Se
declaraban en venta, con excepciones, todas las propiedades y censos del
Estado, del clero, de las órdenes militares, cofradías, obras pías, santuarios,
del ex infante Carlos, de los propios y los
comunes de los pueblos, de la beneficencia y de la instrucción pública. No
cesaron las ventas hasta fin de siglo, continuando a pesar de los diferentes
cambios de gobierno. En 1867 se habían vendido en total 198.523 fincas rústicas
y 27.442 urbanas.
Paralelamente
a las sucesivas desamortizaciones los gobiernos de España emprenden una
política de fomento de la repoblación y de cultivo de terrenos baldíos que
pusiesen en producción la ingente cantidad de nuevos terrenos así obtenidos. A
tal efecto el Ministerio de Fomento decreta tres leyes al
respecto: la Ley de 21 de noviembre de 1855 disponiendo lo conveniente sobre el
establecimiento de colonias agrícolas o nuevas poblaciones para reducir a
cultivo terrenos baldíos y realengos del Estado y los
particulares o para introducir mejores sistemas en los ya establecidos (Gaceta
de Madrid núm.1053 de 22.11.1855), la Ley de 11 de junio de 1866 sobre el
fomento de la población rural (Gaceta de Madrid núm. 195 de 14.06.1866) y la
Ley de 5 de junio de 1868 relativa al fomento de la repoblación rural (Gaceta de Madrid
núm. 161 de 09.06.1868).
En
estas leyes se establecían las condiciones para los promotores de las llamadas
colonias agrícolas, así como las exenciones fiscales a las que tienen derecho y
otras exenciones además del procedimiento de obtención
de los beneficios dispensados.
La
prescripción de los privilegios de la Ley de 1868, la falta de una adecuada
gestión y la decadencia de la agricultura entorno a una sociedad cada vez más
industrializada, provocaron la decadencia de la colonia apenas unos
cuarenta años después de su fundación.
La
colonia se articula sobre el eje central de la calle Salinas de nordeste a
sudoeste, que es también límite entre los términos de Sax y Villena. A cada
lado de esta calle y tangencialmente a ella se abren dos
plazas. La plaza de Santa Eulalia fue la primera construida, alrededor de la
antigua ermita reedificada, a la que recaen también la casa palacio, el
parador, la fábrica de alcoholes y la bodega, además de las primeras casas de trabajadores y capataces. Completan la plaza
al otro lado de la calle Salinas la tienda y el casinete. La otra plaza,
llamada de San Antonio, se conforma con la fábrica de harinas, dos almacenes y
nuevas viviendas obreras. Se completó el conjunto
con nuevas edificaciones, como el teatro y el llamado barrio nuevo de La
Concepción, una calle situada al otro lado de la casa palacio con viviendas a
ambos lados. El conjunto también contaba con barbería, horno de pan y taller de
reparaciones, un colegio (fuera de la colonia) además del parque de
recreo con una amplia arboleda y lago con isla.
5.
a) Instalaciones fabriles
Fábrica
de harinas del Carmen. Plaza de San Antonio, número 2. Referencia catastral
0013001YH87505 (Villena).
Situada
en la plaza de San Antonio, es un gran edificio de
lenguaje racionalista con los huecos ordenados horizontal y verticalmente entre
los aparejos de ladrillo de los pilares y frentes de forjados. Se desconoce la
fecha de su construcción pero un documento de 1907 ya constata su existencia
como «una portentosa fábrica de harinas».
La
fábrica responde a uno de los modelos habituales de la época, que eran de los
sistemas austro-húngaro Bühler Hnos. y Daverio. En la planta de cernidos de la
fábrica se han encontrado algunos tamices de madera y una balanza de fundición con la inscripción Bühler.
Según
la investigación de Jaén, Lillo y Sánchez los planos encontrados sobre una
fábrica de harinas en Igualada (Barcelona) muestran su semejanza constructiva
con la de Santa Eulalia. El resto de la maquinaria que
existía en la nave ha desaparecido.
El edificio principal es de planta rectangular
de tres pisos. La cubierta es inclinada a dos aguas con tejas planas. En este
se llevaba a cabo el proceso de elaboración el producto mientras que en los dos
edificios laterales de una planta menos están destinados a
almacenes en la planta baja y vivienda del molinero en la planta superior. El
edificio se encuentra cerrado lo que impide reconocer el estado de la
estructura interior. Se aprecian tramos derruidos de la cubierta. En la fachada de la plaza se observan algunas fisuras
verticales. El canalón de zinc para la recogida de las aguas de la cubierta ha
desaparecido en varios metros.
Almacén
plaza de San Antonio, número 1 y la carretera de Salinas. Sin referencia
catastral.(Sax).
El
edificio fue levantado en prolongación de la harinera. Su planta es rectangular
de un solo piso. Con algunos huecos de paso en la fachada recayente a la plaza.
El hastial a la carretera se encuentra rematado por un frontón triangular en el
que hay un óculo circular y una ventana situada en
una altura intermedia.
Almacén
(antigua almazara), plaza de San Antonio, número 19 y carretera de Salinas. Sin
referencia catastral. (Sax).
Su
planta es rectangular terminada en cubierta a dos aguas y tejas planas. Los huecos de paso son verticales como las ventanas
del almacén. Siendo las ventanas rectangulares con la parte superior terminadas
en arco rebajado, en aquella parte que corresponde a la almazara. Los vanos se
encuentran recercados mediante ladrillo.
Fábrica
de alcoholes La Unión, plaza de Santa Eulalia, número 13, Bodega y Lagar, calle
Salinas, 5. Referencia catastral 7411408XH8771S (Sax).
El
conjunto de la fábrica de alcoholes, la bodega y el lagar se ubica entre la
plaza de Santa Eulalia, la calle Salinas y el
parador anexo a la casa palacio. Destaca en volumen la fábrica de alcoholes de
planta cuadrada y gran altura, junto al parador. El hueco de entrada es de
grandes dimensiones, con puerta de madera de dos hojas chapada de zinc,
recayente a la plaza de Santa Eulalia y orientado a sudeste. En
planta baja se aprecian en esta fachada dos ventanas terminadas en arco y en
una planta superior se repiten aparejadas de dos en dos. Se encuentra otro
hueco circular en el frontón de remate del edificio. El
perímetro de todos los huecos es de aparejo de ladrillo cerámico macizo.
Carpinterías de madera cerraban las ventanas y se encuentran la marca de los
rótulos que dicen «Fábrica de Alcoholes La Unión» y la marca de un escudo que
pudo ser de la Sociedad Saavedra-Bertodano. Se conserva en una esquina un
curioso reloj de sol.
El
alzado orientado hacia la plaza en dirección norte presenta el mismo tipo de
ventanas aparejadas, a la misma altura y en igual número de dos.
La
fachada suroeste da al patio interior conformado también
por la casa palacio, el parador, y dos almacenes. Presenta a su vez dos parejas
de huecos superiores a la misma altura. La fachada recayente a la calle
Salinas, a la que se encuentra adosada la bodega, aparece totalmente ciega.
Interiormente la fábrica es una construcción diáfana cubierta a dos
aguas con el mismo tipo de cercha que se encuentra en el teatro, la almazara o
el almacén de trigos de la fábrica de harinas. Según los vecinos se disponen
depósitos subterráneos vinculados al proceso de producción.
Anejo
a la fábrica se encuentra la bodega, de menor altura pero de un gran desarrollo
longitudinal a lo largo de la calle Salinas, a partir de la plaza de Santa
Eulalia donde se encuentra el alzado posterior, estando el principal orientado hacia el teatro.
Junto
a este aparece adosada otra edificación, de menores dimensiones, dedicada al
pisadero de la uva. Este espacio es de planta cuadrada, cubierto a tres aguas,
con la ayuda de un soporte central de ladrillo acabado en ménsulas de apoyo. Dispone de dos puertas laterales elevadas que facilitaban
la descarga de los carros sobre el forjado interior. Junto a las puertas de
descarga se encuentran dos cups o recipientes donde se pisaba la uva de grandes
dimensiones y planta rectangular. Otros dos más pequeños
se sitúan al fondo cerca de los accesos a la bodega. La comunicación del
pisadero con la bodega se establecía a través de dos entradas en arco.
La
bodega se divide en dos salas, la primera destinada a cocedero o fermentación
del mosto y la continua, separada con un muro con puerta de
acceso centrada, a la destilería. La chimenea de ladrillo se encuentra
desaparecida.
Situada
en la nave de la bodega y adosada a la fábrica se encuentra la torre de
ladrillo que atraviesa la cubierta de aquella, de
volumen troncopiramidal sobre una basa vertical, y supera a la fábrica de
alcoholes en altura. Interiormente dispone de una escalerilla de subida
empotrada a la pared y otra de acceso a un espacio subterráneo desde el cual se
accede a dos túneles, uno en dirección al subsuelo de la fábrica y el otro
en dirección a la sala de los depósitos de la bodega, donde se encontraba un
motor que suministraba energía eléctrica para todo el complejo de la colonia y
supuestamente vinculado al molino de viento que antiguamente
se encontraba en lo alto de la torre. En su desarrollo vertical dispone de
troneras con orbe superior y pequeñas ventanas con arco de medio punto, y se
remata con una balaustrada sobre un matacán sobre ménsulas de ladrillo que la
bordea.
La delimitación del espacio etnológico y de su
entorno de protección incluye, dentro del espacio etnológico, la parcelas
catastrales donde se ubican los edificios y espacios públicos que conformaron
la Colonia, entre los que se incluye el parque de Gilabert con el lago y la
avenida Margot hasta el río Vinalopó incorporando la casita de la cadena que
servía de control de acceso al lugar. También se incorporan los viales que lo
rodean.
La antigua colonia agrícola de Santa Eulalia es una muestra sobresaliente de un tipo de asentamientos inspirados en las ideas ilustradas y progresistas de los siglos XVIII y XIX.
La implantación de esta colonia remite a las experiencias llevadas a cabo por los utópicos del siglo XIX como New Lanark, Icaria o los falansterios de Fourier entre otras. En España varias experiencias similares fueron las de Colonia Güell o Ametlla de Merola, Nuevo Baztán, la Colonia de Campano de Cádiz o Bustiello en Asturias.
Levantada en el último cuarto del siglo XIX, la colonia se constituyó como una unidad productiva autosuficiente. Dedicada al cultivo agrícola, fundamentalmente cereales y vid, su carácter de autosuficiencia se observa no solo en la existencia de industrias para explotación de estos cultivos, fábricas de harina y alcoholes, sino en la de edificios dedicados a cubrir las distintas necesidades de los trabajadores y habitantes de la misma como viviendas, ermita, e incluso teatros.
Dentro del entorno delimitado como espacio etnológico cabe citar una serie de elementos inmuebles que, además tendrán la consideración de bienes de relevancia local como son la ermita de Santa Eulalia, la Casa Palacio y su jardín, El Teatro Cervantes, así como las fábricas de harina y de alcoholes, junto con su bodega y el lagar
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