Autor
artículo en el Diario de Sevilla:
Julián Sobrino Simal
LA
vulnerabilidad del tejido industrial de la ciudad de Sevilla se ha acentuado en
los últimos 10 años. La crisis ha reducido el debate económico a su ramplona
dimensión economicista. Ya no importan los valores ni las soluciones creativas,
sólo el juego del mercado, la predicción de revalorización y el individualismo
neoliberal. En Altadis se conjugan diversos factores que son determinantes a la
hora de analizar los modelos posibles para la Sevilla del siglo XXI. El modelo Príncipe
azulconsiste en esperar. En no hacer. En ofrecer el
patrimonio de la ciudad al mejor postor para que salve a la dama en apuros como
resultado de un malvado maleficio: el de la famosa crisis. No importa cuántos
hoteles, mercados gourmet o centros comerciales puede soportar
la ciudad con la repercusión negativa sobre negocios o usos ya consolidados. Ni
acentuar la tendencia hacia el monocultivo económico del turismo. Mientras, la
industria sigue abandonando nuestra ciudad, una ciudad en la que el sector de
la manufactura prácticamente ha desaparecido, en un ciclo que va desde el
cierre de Uralita (2002) al de Panrico (2012). En estos 10 años de plomo y
candado, las políticas públicas para el mantenimiento del sector secundario han
sido simplemente exclamativas ¡Que no se vayan! ¡Que devuelvan las
subvenciones! ¡No permaneceremos impasibles! ¡Que lo tengan difícil! En una
ciudad en la que durante el periodo 2008-2012 se han perdido 16.300 empleos
netos y se han cerrado 3.000 empresas ¿Para qué sirve firmar pactos en defensa
de la industria sevillana, si el suelo industrial de Sevilla se recalifica como
terciario tal como se pretende en la operación Altadis?
El caso Altadis no es un asunto fácil de gestionar. Hay que reconocerlo. Pero frente a la complejidad es necesaria una estrategia multidisciplinar y generar un proyecto viable. ¿Es posible mantener actividad industrial en esta parcela del distrito de Los Remedios? Mi respuesta es sí. Pero claro, hay que conocer cómo son los modelos y los procesos de la industria del siglo XXI. Cuando, está claro, que ya no hablamos de chimeneas ni de grandes equipos fijos de maquinaria. Sino que hablamos, en contraposición al modelo Príncipe azul, del modelo de Factoría Abierta en el que estos nuevos espacios de la producción tienen que dirigirse a actividades empresariales no contaminantes, relacionadas con las nuevas tecnologías. Estas nuevas tipologías de industria urbana, como son las incubadoras de empresas, los aceleradores de innovación, los talleres neoartesanales, los servicios avanzados de investigación y las viviendas-taller, son formatos de Factoría Abierta conciliables con los equipamientos públicos que tanto necesita el distrito de Los Remedios y con el mantenimiento del patrimonio industrial. Además la imagen urbana de este sector no vería alterada su fisonomía, consolidada como paisaje urbano, al tiempo que permitiría el mantenimiento de las edificaciones industriales de la Fábrica de Tabacos. La permeabilidad con el río debería ser uno de los grandes objetivos de este proyecto de regeneración, facilitando tanto el libre uso y disfrute de la ribera del Guadalquivir como la conexión transversal con la calle Juan Sebastián Elcano.
Las ciudades del siglo XXI se diferencian, aparte de por su patrimonio histórico y su morfología física, por sus potencialidades de mejora productiva y capacidad innovadora. Todo esto lo tiene Sevilla y no se piensa en ello. ¿Qué oportunidades se ofrecen a nuestros jóvenes con la actual Operación Altadis? ¿Cuáles podrían ser las ventajas con el nuevo modelo de Factoría Abierta? Supondría superar el actual rechazo urbano a la industria anteponiendo lo social e innovador a lo económico y especulador, para que pueda resurgir de nuevo una estructura productiva diversificada que contribuya a la redistribución de la riqueza y la creación de empleo de calidad, estable y de alto valor añadido, incidiendo también en el descenso de los flujos de movilidad al situar cerca de los distritos residenciales los empresariales. El alcalde, que ha visitado recientemente Friburgo, debería tomar buena nota de la planificación de esa ciudad. Desde las perspectivas de la sostenibilidad: la movilidad eficiente, la energía solar, las zonas verdes, la peatonalización y la accesibilidad; desde la gobernanza democrática: la participación ciudadana directa, la planificación dinámica y el consenso; y desde la innovación: las empresas innovadoras, las relaciones entre la industria y la universidad y los institutos avanzados de investigación.
Sevilla tiene una gran oportunidad con Altadis. Hay además otros nueve casos de antiguas industrias históricas en Sevilla pendientes de resolver. No la desperdiciemos de nuevo como ha ocurrido con anteriores ocasiones. Los famosos 100 millones de euros del BEI para regeneración urbana sostenible, de la iniciativa Jessica, se pueden adaptar al modelo de Factoría Abierta, derivado del Proyecto B-Team, y se ajusta a la perfección al caso de Altadis. Sólo hay que querer y saber hacer. Otra Sevilla es posible.
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