El
icónico silo de cereales de Miguel Servet, víctima de la piqueta.
Artículo de Javier L. Velasco para
Heraldo
El silo de cereales del final de
Miguel Servet, en la carretera de Castellón, será historia en unos pocos días.
El enorme edificio, en desuso desde hace décadas, se está derribando y pasará a
ser una gasolinera de Bonárea. La empresa catalana, además, no descarta
instalar uno de sus supermercados en el futuro, aunque de momento solo ha
empezado a tramitar los permisos de la gasolinera, que quedará a escasos metros
de otro punto de suministro de la empresa Nafte y que será la octava que
Bonárea instala en Aragón, tras las de Fraga, Binefar, Monzón, Bujaraloz,
Huesca, Utebo y Zaragoza.
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El edificio formaba parte del
decorado de esta parte de Zaragoza desde 1963, año en el que fue inaugurado.
Está ubicado en la salida de la capital aragonesa hacia la carretera de
Castellón, justo enfrente del restaurante Torre Luna. Los trabajos de derribo
se iniciaron a finales de la semana pasada. De momento, se han centrado en los
edificios anexos al gran silo vertical.
En los próximos días se acometerán
los trabajos para reducir a escombros el almacén, que se empezará a tirar de
arriba abajo. Desde la empresa de derribos no tienen claro cuánto tiempo se
puede prolongar este proceso, pero se espera que sean unos pocos días.
El silo, muy reconocible por los
vecinos de la zona y por los usuarios de la carretera de Castellón, perteneció
al Servicio Nacional del Trigo, y en su día llegó a tener capacidad para 2.300
toneladas de cereales. Además del silo vertical para el almacenamiento, el
conjunto constaba de un edificio con báscula y dos naves anexas para usos
varios. En total, la parcela tiene una superficie de 4.934 metros cuadrados.
Era propiedad del Fondo Español de
Garantía Agraria (FEGA), organismo autónomo adscrito al Ministerio de
Agricultura. En su día formó parte de la Red Nacional de Silos, como uno de los
103 edificios de este tipo que se erigieron en Aragón. De ellos, alrededor de
70% actualmente están en desuso y han corrido una suerte dispar.
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Algunas de las llamadas ‘catedrales
del campo’ se han podido reconvertir en almacenes municipales, en parques de
bomberos, en ludotecas y hasta en restaurantes u hoteles. Otros siguen
abandonados. De hecho, varias de las subastas que se han hecho para enajenarlos
en los últimos años han quedado desiertas.
Fuente
de la noticia https://www.heraldo.es/
Hoteles,
oficinas, rocódromos…Los silos de cereales que sí esquivaron la piqueta
Artículo
de Javier L. Velasco para Heraldo
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