Fuente
artículo Lne
"Una catedral de la
industria". El arquitecto José Ramón Fernández Molina define así al pozo
Santa Bárbara de Turón (Mieres), la primera mina asturiana declarada Bien de
Interés Cultural (BIC), actualmente en restauración. El Instituto del
Patrimonio Cultural de España, dependiente del Ministerio de Educación, Cultura
y Deporte, ha elegido esta joya del patrimonio industrial asturiano para
realizar una serie de visitas guiadas a los trabajos que comenzarán este
sábado.
LA NUEVA ESPAÑA ha tenido la
oportunidad de conocer, de manos de su arquitecto y el jefe de obra, cómo se
están realizando las labores que permitirán reabrir la explotación minera,
cerrada desde hace más de dos décadas.
Imagen de la noticia |
El proyecto de restauración del pozo
, así como la dirección de obras, fue adjudicado hace cuatro años a los
arquitectos José Ramón Fernández Molina (autor de la rehabilitación de la
ferrería que alberga el Museo de la Minería y la Siderurgia de Sabero, en León)
y Javier Felgueroso Carrascal (coautor de la rehabilitación del Museo Nicanor
Piñole de Gijón). Unos trabajos que consiguieron salir adelante este año tras
pasar por un sinfín de trabas burocráticas y dos procesos de adjudicación. La
empresa Técnicas para la Restauración y Construcciones (Trycsa) -encargada, por
ejemplo, de la última restauración de la Cámara Santa de Oviedo o de la iglesia
prerrománica de Santa Cristina de Lena- se hizo con la obra. La intervención se
limita a los dos castilletes, la sala de compresores y el pozo de ventilación.
Imagen de la noticia |
"Esta restauración es tan
importante como la de la Cámara Santa, deberíamos ser capaces de involucrarnos
y apasionarnos de la misma manera, ya que este pozo es una pieza notable de la
arqueología industrial", señalaba ayer Jaime Represa, jefe de obra. La
restauración, en este caso, "supone todo un reto, sobre todo por sus
peculiaridades, ya que no son muchos los ejemplos de restauración de
arquitectura del siglo XX, no hay técnicas, procedimientos o protocolos, así
que será una especie de laboratorio de investigación".
La recuperación de la sala de
compresores, construida en 1915 y modificada en 1960, supone la actuación más
importante. "Parece una basílica, y tenemos la suerte de que este espacio
está intacto, así que procuraremos identificar incluso su sistema
constructivo", destacó Fernández Molina. Al tratarse de una restauración,
"el método es igual al que se utiliza con las catedrales, respetando al
máximo el edificio como documento para poder explicarlo a los visitantes",
señaló.
Imagen de la noticia |
El paso de los años ha hecho mella
en estas construcciones y el objetivo es que recuperen el lustre de antaño.
Para ello, "vamos a ir descubriendo estos espacios de una manera
arqueológica y con un seguimiento minucioso", detalló Jaime Represa.
"Escudriñaremos los revestimientos y analizaremos la nueva composición de
celosías respecto a la paramentación y configuración de huecos que tuvo el primitivo
edificio, va a ser una labor divertida".
Imagen de la noticia |
Las obras se alargarán, al menos,
durante un año. "Comenzamos con intervenciones tranquilas y meditadas,
haciendo analíticas previas para establecer los protocolos de actuación y hacer
inventario", afirmó Jaime Represa. A partir de ahora, "se irán
incrementando equipos de diversos oficios, como metalisteros, revocadores y
pintores, también se ajustarán piezas y recuperaremos elementos de la
construcción original".
Fuente
del artículo
No hay comentarios:
Publicar un comentario