Artículo
de Jordi Ribalaygue para El Mundo
Dos grúas desmontan estos días el
pantalán de la vieja térmica de Sant Adrià de Besòs, las emblemáticas tres
chimeneas propiedad de Endesa y que dejaron de producir en 2011. Ya ha
desaparecido un buen trecho del soporte que sostiene las tuberías que se
adentran en el mar. Se trata de una estacada de 1913, último vestigio de
la central eléctrica que precedió a los tres gigantes.
En las próximas semanas, el
centenario apéndice se desmantelará por completo; desde finales de 2012, se han
desarmado salas, oficinas, depósitos y se ha extirpado el interior de las
torres, desprendidas de calderas y turbinas. También se ha hecho añicos el
complejo que se levantaba sobre terreno de Badalona.
Con la demolición parcial cerca de
completarse, el Ayuntamiento de Sant Adrià se ha puesto ahora manos a la obra
para que los restos de la fábrica se declaren Bien Cultural de Interés Local.
Se pretende salvaguardar lo que quede de la que fuera la mayor generadora de
corriente de Cataluña y, a su vez, el edificio más alto del entorno de Barcelona.
En todo caso, ya existía un compromiso para que la cáscara hueca de las
chimeneas y la sala de turbinas no se derruyeran, a la espera de que se
esclarezca si alguien las adquiere para convertirlas en un recinto
cultural.
Han pasado siete años desde que en
una consulta en la que participó un 9,1% de los vecinos se reclamó que se
mantuvieran las chimeneas, que protagonizaron episodios de polución. Con la
crisis de por medio. la votación no ha sido garantía para resguardarlas. A la
vez, una gran operación inmobiliaria en ciernes en la que podrían alzarse hasta
2.900 viviendas se traza en los solares que circundan a la térmica, asentada en
uno de los escasos reductos por explotar del litoral barcelonés.
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La Plataforma para la conservación
de las tres chimeneas promovió en su día el referéndum y, ahora, la declaración
para custodiarlas. No logró que el Consistorio aceptara idéntico blindaje antes
de que Endesa comenzara a desguazarlas. Desde entonces, el PSC se ha quedado
sin mayoría absoluta en Sant Adrià. Aunque satisfecha por que se eviten más
demoliciones, la entidad cree que el cambio de parecer llega tarde.
«Se ha perdido tiempo», opina José
Luis Muñoz, de la plataforma, «no se ha destruido todo, pero se ha perdido
buena parte de lo que teníamos. Se las pudo proteger, pero conscientemente no
se hizo». «Se ha quitado mucha singularidad a las chimeneas», abunda Roger
Hoyos, del mismo colectivo, «lo grave es que se haya destruido patrimonio antes
de saber qué hacíamos con él».
La plataforma sigue abogando por qué
parte de lo que quede en piealbergue un museo que explique el legado
fabril de la zona, aunque reconoce que se vería «descontextualizado» tras el
desmontaje. Endesa ha almacenado parte de lo retirado.
A la vez, las administraciones han
expresado la intención de recalificar los terrenos para favorecer la
construcción de viviendas alrededor de las chimeneas. Se añadirían plazas de
hotel, comercios y oficinas.
El propósito no es nuevo. Antes de
las elecciones municipales, las principales instituciones implicadas (el Área
Metropolitana y el Ayuntamiento de Sant Adrià) volvieron a dar por ineludible
que promotores privados inviertan para edificar en una franja que se avista
suculenta y que contribuyan a transformar la central en un gran equipamiento.
La Administración descarta la expropiación. Queda por ver si los cambios de
gobiernos tras los comicios de mayo conllevan retocar las previsiones.
Entidades vecinales temen un
pelotazo; la plataforma juzga innecesario un nuevo barrio en Sant Adrià, que experimentó
un notable expansionismo inmobiliario con los años de la burbuja. «Nos parece
que todas las actuaciones han ido en dejar el mayor número de metros cuadrados
vacíos para construir de nuevo», piensa Muñoz.
Los terrenos donde se podría
edificar se han valorado en 125 millones de euros; a la parcela de Endesa,
al proyecto todavía por definir se suma un descampado adyacente que la
inmobiliaria Reyal Urbis compró y ha acabado en poder del Santander y otro
solar con instalaciones deportivas y zonas verdes del Consell Comarcal del
Barcelonès. Acondicionar el entorno costaría entre 90 y 147 millones, cargas
que se quieren repartir entre los propietarios.
Fuente
de la noticia http://www.elmundo.es
2 comentarios:
Volvemos a empezar. Corrupción urbanística, patrimonio destruido... Solamente una educación en los valores de la cultura y la memoria del trabajo puede hacer cambiar la mentalidad. pero en este país, todo lo que no lleve el apellido de Románico, Gótico, Renacimiento, Barroco... Podíamos probar a crear un estilo nuevo que se enseñe en las universidades y así los paletos que nos gobiernan empiecen a respetar.
Lamentablemente Carlos queda mucho por hacer para concienciar a la gente que este patrimonio es PATRIMONIO, y que dejen de tomarlo como algo para especular o tirar por considerar que no tiene valor....
Muchos de estos conjuntos industriales tienen un gran valor histórico, social, arquitectónico, constructivo, pero hay que reeducar, ya no solo desde la universidad (que también), sino desde las mismas escuelas, mostrando a los más pequeños que el legado de la industrialización es también importante al igual que un castillo o una iglesia.
un saludo y gracias por tu comentario
Diana Sánchez
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