Autor: Joaquín Cárcamo Martínez
Artículo dentro de la publicación
Del Hierro al acero: forjando la historia del patrimonio industrial
metalúrgico.
Año
publicación: 2008
RESUMEN
Dentro de las importantes mutaciones
de la vida urbana que conoce el siglo XIX, la aparición de los mercados
cubiertos no es de las menos transcendentes para los ciudadanos. Desde el punto
de vista de la arquitectura, los tipos estructurales que se introducen con el
construcción del Cristal Palace londinense en1850 y de Les Halles parisienses
entre 1852 y 1870, dejaran en nuestra península numerosos ejemplos de una
espléndida arquitectura de hierro y cristal que modernizó los mercados de
muchas capitales y poblaciones importantes contribuyendo a su
embellecimiento.
La generalización del uso del hormigón armado y la aparición del movimiento moderno hizo que a partir de los años veinte del siglo pasado muchos de estos mercados fueran siendo poco a poco derribados bien para su reconstrucción, bien para la habilitación de nuevos espacios públicos. No será hasta el advenimiento de los municipios democráticos a finales de la década de los setenta cuando comience a plantearse el valor patrimonial de estas arquitecturas del hierro y la alternativa de la preservación de las estaciones, quioscos o mercados del siglo XIX sea contemplada.
Muchas ciudades, desde entonces, han optado por conservar sus viejos mercados, restaurándolos y manteniendo el uso fundacional. Otras, en cambio han tomado el camino del cambio de uso, más complejo pero igualmente válido, para la preservación de este legado de la arquitectura industrial. Entre las primeras, Barcelona, Jerez, Madrid, Málaga, Oviedo, Salamanca, Santander, Palencia, Valladolid, Zamora o Zaragoza; entre las segundas, Badajoz, Barcelona, Gijón, La Unión, Oporto, San Sebastián, Sevilla o Valencia, aunque con resultados y fortuna desiguales.
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