Autor: Rodrigo Carretero
Casi
a la vez que las calles ardían en Barcelona por el derribo parcial del centro
"okupa" Can Vies, en Zaragoza estaba a punto de producirse otro
estallido, según los vecinos. Cientos de personas se manifestaron este jueves
en la capital aragonesa en contra del derribo de la Fundición Averly,
calificada con unanimidad por los expertos como una de las grandes joyas del
patrimonio industrial español y europeo y actualmente abandonada.
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Las protestas no
pasaron a mayores porque la Fiscalía General del Estado, tras una denuncia de
la plataforma Salvemos Averly, pidió más información sobre el caso, lo que llevó
al Ayuntamiento, del PSOE, a aplazar el derribo. En la calle, la tensión en los
últimos días se había ido multiplicando.
"Había cientos de
personas dispuestas a parar las máquinas. Tememos que haya un estallido social
si el edificio se derriba porque la gente está muy cabreada", advierte
Carlos Bitrián, presidente de Apudepa (la organización de Acción Pública para
la Defensa del Patrimonio Aragonés) que forma parte de la plataforma Salvemos Averly
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Sin embargo, según
indica el Ayuntamiento de Zaragoza a El Huffington Post, la situación "está muy muy lejos de ser
un estallido social". Fuentes del Consistorio aseguran que no existe un
"ánimo de construcción feroz" ni tampoco "una situación de tensión
y malestar" entre la ciudadanía.
UNA
BELLA DURMIENTE
Vecinos, expertos y
académicos se oponen a la destrucción de esta "joya del patrimonio
industrial" que, aseguran, se han mantenido intacta desde su creación en
1880. Es un caso de lo que en patrimonio industrial se conoce como "Bella
Durmiente".
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"Se mantienen
como si se hubiese quedado en un letargo, es como si se las pudiera despertar
en un momento dado y estuvieran con la misma frescura. La importancia radica no
sólo en que ha sido una gran empresa en el proceso de industrialización
española, sino en que ha conseguido mantener hasta la fecha todo intacto",
explica Bitrián.
Los
planes del actual dueño de los terrenos, la constructora Brial, era derribar la
Fundición Averly y construir en su lugar 200 viviendas. La compañía compró la
fundición a la familia que hasta ahora era propietaria, acuciada por las
deudas. Los vecinos acusan a las Administraciones de haber guardado silencio
durante todo el proceso.
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Bitrián subraya que
una solución hubiese sido declarar a la Fundición Bien de Interés Cultural
(BIC), algo que su asociación ya solicitó en 1999: "No se catalogó porque
hasta 2013 la empresa estuvo activa y las instituciones entendieron, creemos
que erróneamente, que la mejor protección era el uso y la actividad y que
podría ser incompatible con la actividad industrial".
¿Qué paso después del
cierre de la empresa? Bitrián afirma que no se ha catalogado como BIC porque
hay "unos intereses inmobilarios muy potentes a los que la Administración
no se ha querido enfrentar". Por eso, explica, sólo se ha conseguido "una
protección parcial y de segundo nivel".
"UN
ESPACIO CIUDADANO Y DE CULTURA"
Ahora piden "un
acuerdo político para que a los propietarios se les compense con lo que sea
menester" y se llegue un acuerdo para que la Fundición pueda ser "un
espacio ciudadano y de cultura".
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"Estamos
confiados porque creemos que tenemos razón en el valor cultural y pensamos que
la justicia así lo reconocerá", señala Bitrián, quien recuerda que ha
habido otros casos en los que los tribunales dictaminaron que se debía abrir un
expediente de Bien de Interés Cultural.
"Lo que tememos
es que no se de tiempo a la justicia, por lo que pedimos que no haya derribo
hasta que no haya sentencia", resalta. Por eso, un grupo vigilará cada día a las puertas de Averly para impedir su derribo.
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