Autora del artículo: Ana Gaitero en
el Diario de León
La capital cuenta con 37 inmuebles
fabriles en el Inventario del Patrimonio Industrial pero la falta de medidas de
protección es un obstáculo para su conservación como se ha visto con la
harinera Alfageme cuya chimenea se quiere salvar ahora. La destrucción de la
harinera de Alfageme es un aviso para navegantes y amantes del patrimonio
industrial. León capital cuenta con 37 bienes en el Inventario del Patrimonio
Histórico Industrial de la provincia, pero la falta de medidas de protección es
un obstáculo para su conservación. Ahora el Ayuntamiento de León intenta, in
extremis, salvar la chimenea de 1904 de la antigua fábrica de harinas La
Armunia. Peligran también otros edificios emblemáticos como la choricera Cañón
y las chimeneas de las tejeras que construyeron el León del siglo XX
Gran parte de los bienes del
patrimonio industrial de la capital están relacionados con la molturación del
cereal, pero al pairo de su centralidad estratégica proliferaron una gran
diversidad de actividades fabriles, como subrayan Susana Barbeito y Javier
Revilla, autores del inventario que la Junta de Castilla y León mandó hacer en
el 2008 y que se concluyó en 2011.
El catálogo se guarda en discos
compactos, está sin publicar aún, pero es papel mojado. La harinera Alfageme
figura entre las industrias inventariadas como uno de los edificios más
singulares. Sin embargo, en las últimas semanas la ciudad ha asistido impasible
a su derribo por motivos de «seguridad y salubridad», argumenta el Ayuntamiento
de León.
Lejos queda aquella ciudad
batalladora que a finales de los años 80 del siglo XX impidó el derribo de la
totalidad del complejo industrial Abelló en una de tantas operaciones
urbanísticas especulativas que se han ido comiendo la historia reciente de
León. En 1991, la chimenea de Abelló, primigeniamente de La Papelera Leonesa,
fue declarada Bien de Interés Cultural.
Las instalaciones fabriles son la
huella de la actividad empresarial y también forman parte de la memoria
colectiva más humilde puesto que la clase obrera creció a sus expensas, al
igual que los barrios del cinturón de la ciudad.
El edificio industrial más antiguo
del que se conservan vestigios en la ciudad (aparte de vestigios romanos de
talleres metalúrgicos en Puerta Castillo) es la portada barroca de la Real
Fábrica de Tejidos, del siglo XVIII, desplazada de su lugar original. La
industria textil tuvo apenas dos décadas de existencia en la capital de la
provincia y ocupó inicialmente los restos del de Palacio Real de León.
Al poco tiempo, el rey mandó
levantar un esplendoroso edificio al otro lado de la muralla, en lo que hoy la
manzana cultural del edificio Fierro, la biblioteca, el Conservatorio, el Palacete
de Independencia y Correos. No confiaba el monarca del espíritu industrioso de
los regidores locales. Finalmente se cerró la industria y un obispo,
Cuadrillero, aprovechó las instalaciones para hospicio. Otro obispo, Almarcha,
trasladó a los niños y niñas a la ciudad residencial San Cayetano en los años
50 del siglo XX.
Se derribó el inmueble y,
milagrosamente, se conservó la portada con los medallones de Fernando VI y
Bárbara de Braganza y toda una iconografía alusiva a la industria y a la razón.
El monumento industrial ilustrado ni siquiera está señalizado en el lugar que
ocupa actualmente, empotrado en la fachada de la Audiencia Provincial de León,
la que fue casa de los Cea, que según el único cartel que existe, es la casa
donde nació Guzmán El Bueno. En León pesa más la leyenda que la realidad.
De la Puerta de la Reina, como
también se conoce a esta portada, da cuenta el nombre de la calle trasera del
Teatro Emperador. La industria textil revivió en el siglo XX. También fue
efímera. Sigue en pie la casa de La Fábrica en la calle La Serna, pero las
modernas instalaciones de Tilsa, muy avanzadas para los años 60, fueron
derribadas para construir Mercaleón. La próspera industria acabó arruinada por
un argentino de apellido Poggy que parece un eco del italiano que pilota el
hundimiento de Antibióticos, Mario Pucci.
La emblemática y moderna fábrica de
los años 50 también figura en el Inventario del Patriomo Industrial de la
provincia de León, entre Armunia y Trobajo del Cerecedo. «Sus primeros
edificios fueron diseñados en diciembre de 1949 por el arquitecto Fernando
García Mercadal e iniciaron su actividad fabril en 1953 con 793 trabajadores
dedicados a la obtención de penicilina por el método Shenley», apunta el
documento.
Muy anteriores a esta industria
química que agoniza son los molinos y harineras, así como gran parte del
patrimonio industrial vinculado al ferrocarril que llega a León en noviembre
del año 1863. El molino Sidrón, en pleno centro de la capital y adosado a la
muralla romana, aprovechaba el caudal de la presa de San Isidro en la Era del
Moro. Es un garage.
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Hay prueba escrita de la existencia
de este molino desde 1868, pero se presume muy anterior. «El primitivo molino
harinero hidráulico, que como decimos tiene antiguos antecedentes, con el
tiempo fue modificándose y ampliándose hasta dar lugar a una fábrica de harinas
a mediados del siglo XIX» por iniciativa de Antonio Santos, explica Javier
Revilla.
La primera industria harinera
leonesa «que incorpora los sistemas inglés y económico», reseña el historiador,
es la recién demolida Alfageme, construida sobre uno de los numerosos molinos
existentes en la presa del Bernesga, otra olvidada del patrimonio
agroindustrial hidráulico. La harinera nació en 1845 de aquel primitivo molino
y de la unión de dos hombres de negocios foráneos, el catalán Antonio Jover y
el asturiano José Domingo Salcedo.
La chimenea de la harinera, con 110
años de existencia, es de los pocos elementos que se han ‘salvado’, al menos
temporalmente. El año 1904 está inscrito en el primer cuerpo de ladrillo, bien
diferenciado de la parte superior corresponde a una ampliación o reforma.
Las chimeneas forman parte de la
cultura del carbón que impulsa la primera industrialización en el mundo
occidental con la máquina de vapor. En la harinera La Armunia ya no se usaba en
1963 pues cuando en esta fecha se anuncia «la prueba hidráulica del generador
de vapor instalado en esa industria», un gerente de la empresa comunica «que
dicho generador no está ahora en servicio y tenemos el propósito de no
servirnos de él en lo sucesivo, debido a tener en estudio su supresión por
emplear energía eléctrica ante las dificultades y carestía que nos ocasiona el
carbón», reseña el experto Javier Revilla.
La molturadora suiza Bühler podía
moler hasta 18.000 kilos diarios de trigo a principios del siglo XX. En los
años 60 la capacidad de producción diaria es de 24.000 kilos de harina, por
encima de otras harineras importantes de la provincia como fueron Harinas Ortiz
en Valencia de Don Juan y Hermanos Carro en Astorga.
La industria funcionó hasta hace dos
décadas. Los molinos de la presa del Bernesga a su paso por el término de León
fueron abandonados antes: Tres en Armunia y dos en Trobajo del Cerecedo.
El crecimiento urbanístico devoró
gran parte de las huellas de otras industrias caducas, como la antiquísima
fábrica de curtidos de Miguel Morán situada detrás del convento de San Marcos,
parador nacional desde 1963. Fue reconvertida por la empresa Industrias Lácteas
Leonesas (1945) y adquirida por la multinacional Kraft.
La vieja chimenea pervive como un
elemento simbólico después de la urbanización de este sector de Eras de
Renueva, lo mismo que sucedió antes con la de Abelló, sin necesidad de ser
declarada Bien de Interés Cultural. No corrió igual suerte la emblemática
gasolinera de San Marcos.
La concejala de Urbanismo, Belén
Martín-Granizo, busca una solución parecida para salvar in extremis la
chimenea de la Harinera Alfageme, así como todos los elementos hidráulicos bajo
rasante «siempre que se garantice la seguridad y la salubridad», precisan
fuentes municipales. En principio, se fía a la buena voluntad de la propiedad,
aunque es habitual que en estos casos se ofrezca una compensación urbanística.
El Ayuntamiento de León recuerda que el plan de urbanismo da «plena libertad» a
la propiedad para destruir el complejo fabril harinero.
El León de las chimeneas se
encuentra al norte. Donde más chimeneas industriales juntas y en desuso hay en
León en el límite de la capital con Nava. El conjunto de cerámicas de la
carretera Asturias y el Monte San Isidro ocupa un lugar destacado en el
inventario, al igual que el conjunto de industrias químicas. Son cuatro
fábricas de ladrillos o tejeras que surtieron a la ciudad de material de
construcción para levantar el Ensanche y los populosos barrios obreros durante
la primera mitad de la centuria.
Aprovecharon la situación y el
terreno arcilloso. La más singular es la tejera de 1927 situada en el Monte San
Isidro por encima de la ronda Este. La fecha está inscrita en una de las
chimeneas con azulejos y se conserva en buen estado su horno. Las chimeneas
gemelas, excepcionalmente de sección cuadrada, son las más exóticas del
conjunto de las tejeras.
Las cuatro cerámicas suman seis
chimeneas. Las cerámicas están en abandonadas y forman parte de sectores
urbanísticos. Las chimeneas y los hornos son los elementos más resistentes de
estos conjuntos mientras que las naves están destruidas al perder sus tejados.
«El actual abandono del complejo
hace temer por su futura integridad», hacen notar los autores del catálogo al
referenciar la fábrica de ladrillos que perteneció a Jacinto y Rafael García en
el barrio de La Inmaculada.
Al sur de la ciudad, ya en el
polígono de Onzonilla, funciona aún a buen ritmo la Vidriera Leonesa que, junto
con Antibióticos y el conjunto de industrias químicas son el mayor exponente de
la industrialización en León.
También al sur, en Armunia, se
encuentran algunos de los vestigios más singulares de la era industrial como es
la fábrica de embutidos Cañón. La ‘Chori’ o la ‘Choricera’, como se la conoce
en el barrio, fue fundada en 1927 por David López Cañón, un indiano natural de
Rodiezmo que decidió invertir en los aledaños de la capital las ganancias de su
periplo como emigrante en México.
El Ayuntamiento de Armunia concedió
la licencia para este edificio que a la vez era industria chacinera, almacén de
coloniales (aceite, jabones, etcétera) y vivienda al estilo de los viejos
negocios. Uno de sus nietos, David Gustavo López, recuerda que la fábrica de
embutidos debió durar hasta los años 60 y prosiguió como almacén hasta
principios de los 70.
El edificio, cuya fachada fue
pintada recientemente, forma parte de una unidad de actuación urbanística y
carece de protección alguna, confirma el Ayuntamiento de León.
El fundador diseñó su propia imagen
de marca en la que hace homenaje a su segundo apellido: cerdos que van entrando
por un cañón y salen del mismo convertidos en chorizos. El logotipo estuvo
visible hasta hace una década en la parte superior de la fachada.
Parece que el emprendedor hombre
tenía preferencia por el color amarillo, que usó para el edificio y para la
publicidad. En la parte delantera de las latas de carne reprodujo un dibujo del
singular edificio que si bien no puede competir en antigüedad con Embutidos
Araú de Trobajo del Camino, se conserva íntegro, sobre todo, después de la
«desafortunada restauración» que se lleva a cabo en la antigua fábrica de
Trobajo del Camino, en opinión de Javier Revilla.
La ‘Chori’ fue la sede de una
publicación efímera de la transición. La Tarde Radical tiró allí sus
tres únicos números. Las Artes Gráficas aparecen representadas en el inventario
con la Imprenta Minerva, que se conserva a la entrada del Archivo Histórico
Provincial. En la Biblioteca Pública de León hay una linotipia de La Hora
Leonesa.
En Armunia se encuentran otras
industrias señeras. La abandonada Ballestas Leonesas y la activa Vinos de León.
Se destruyó por completo la fundición de La Veguilla y las obras del Palacio de
Congresos y Exposiciones sobre el esqueleto de la azucarera Santa Elvira
dejarán ver poco su verdadero origen. Pervivirá la chimenea
Diario de león
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