Los
ingenieros velarán por la protección del patrimonio industrial valenciano
El Colegio de Ingenieros Técnicos
Industriales y de Grado de Valencia (Coitig) se ha adherido a la Asociación del
Patrimonio Industrial Valenciano (Apiva) para velar por la recuperación,
protección y difusión de los elementos que conforman el patrimonio industrial de
la Comunitat Valenciana.
Según ha informado el Coitig en un
comunicado, con el objetivo de "llamar la atención" sobre la
necesidad de proteger este "importante patrimonio", la asociación
está trabajando en la elaboración de una 'Lista de patrimonio industrial
valenciano en peligro', que apuntará a los elementos y conjuntos
arquitectónicos que requieran "actuación inmediata" por su elevado
grado de deterioro o especial valor.
En ese sentido, el Colegio ha
apoyado la iniciativa y puesto a disposición de Apiva "todas las
herramientas y conocimiento con que cuentan los ingenieros técnicos
industriales para esta actuación, y las que se lleven a cabo en un
futuro", según su decano, José Luis Jorrín.
Además de la recuperación y llamada
de atención sobre el deterioro del patrimonio, Apiva tiene como función
"primordial dar a conocer y difundir el mismo", objetivo que recibirá
un "mayor impulso el año que viene" con motivo de la propuesta de
celebración del 'Año Europeo del Patrimonio Industrial y Técnico', según las
fuentes.
Según han detallado, la asociación
ha solicitado para 2015 una serie de ayudas al Ministerio de Cultura dirigidas
a la "puesta en valor de edificios, conjuntos arquitectónicos y fábricas
que forman parte del patrimonio industrial más emblemático" de las tres
provincias de la Comunitat.
Entre ellos, los Molinos de Viento
de Jávea, las Salinas de Torrevieja, el conjunto siderúrgico de Puerto de
Sagunto, La Ceramo de Valencia, la Fábrica de Cerámica de Onda o la Fábrica
Textil de Castellón.
De reciente creación, la Asociación
del Patrimonio Industrial Valenciano está formada por organismos y personas
procedentes de la arquitectura, ingeniería, arqueología, historia o el arte, a
las que aúna la preocupación por la conservación del patrimonio industrial
valenciano.
Con la adhesión del Coitig, José
Luis Jorrín asegura que los ingenieros técnicos industriales valencianos
aportarán un "valor añadido en la defensa del patrimonio, ofreciendo una
perspectiva más técnica desde el campo de la Ingeniería".
De hecho, "muchos de sus
colegiados son o han sido responsables de algunos de estos espacios
industriales, que contribuyeron de manera decisiva a industrializar la
Comunitat, y que ahora se quieren recuperar".
La Vanguardia
La Vanguardia
Cuando
la industria dibuja ciudades
veces, los edificios que
realmente dibujan la silueta de las ciudades ni tienen miles de años ni son
obras mastodónticas. El papel crucial de la industria en el siglo XX definió,
casi sin quererlo, la estética que, años después, perduraría en las calles de
la Comunitat. Fábricas que han pasado a ser diamantes de ladrillo y que, con el
paso del tiempo, han pasado de ubicarse en la periferia a ser engullidas por
los cascos urbanos. Con el fin de rescatar del olvido una arquitectura que está
siendo «infravalorada» nace la Asociación de Patrimonio Industrial Valenciano
(APIVA) que, recientemente, ha encontrado compañero de viaje en el Colegio
Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales y de Grado de Valencia (COITG).
Con tan solo unos meses de vida, la
asociación pretende recuperar aquellos edificios y factorías que presentan un
evidente estado de deterioro, un proceso que pasa por aunar fuerzas con
diferentes profesionales del sector y llevar a cabo acciones para dar una nueva
vida estas construcciones. José Luis Jorrín, decano del COITG, aportará desde
el Colegio un perfil técnico que suma 5.000 profesionales, algunos de ellos
responsables de estos «espacios emblemáticos», para poner en valor un legado
que no pasa por su mejor momento. «En general, y salvo casos muy puntuales, el
patrimonio está descuidado, poco valorado. Su estado es similar en las tres
provincias de la Comunitat Valenciana, sin diferencia notables entre ellas»,
afirma el decano que, sin embargo, reconoce que algunos casos en Valencia han
sido más polémicos, como el «estado ruinoso» de la factoría Bombas Gens.
10 maravillas industriales
Con el fin de dar a conocer los
casos más significativos de factorías abandonadas, una de las primeras medidas
del APIVA ha sido la creación de una lista de 'urgencias', de edificios «en
peligro» que necesitan de protección inmediata. Diez han sido las 'maravillas'
escogidas en la provincia de Valencia, diez símbolos estéticos que van desde
una fábrica de cemento a una de seda. La lista está compuesta por: la factoría
de Elcano en Manises; los Altos Hornos del Mediterráneo en Sagunto; el conjunto
de Rajolars de Oliva; los cubos para la elaboración de vino en Ademuz; La
Ceramo de Valencia; la Fábrica de Cemento del Pantano de Contreras en
Villargordo del Cabriel; el almacén de José Ribera en Carcaixent; la fábrica de
seda Lombard de Almoines; la Torre Oria de Requena y el Palau de Nolla en la
localidad de Meliana.
La recuperación es necesaria, sin
embargo, la clave de la misma es difusa y son muchas las opciones a la hora de
enfrentarse a unos proyectos que, en tiempos de crisis económica, pueden pasar
a un segundo plano para los ayuntamientos. Por ello, José Luis Jorrín aboga por
una solución mixta, que integre tanto al poder público como a diferentes
iniciativas de carácter privado cuya inversión puede acelerar la rehabilitación
de decenas de espacios históricos y, también, podría suponer su supervivencia a
largo plazo. «A la administración le corresponde mantener, conservar y poner en
valor lo que es de todos, para el disfrute de varias generaciones. Hay una
labor también pedagógica y de entender lo que significa la industria. Por otra
parte, la inversión pública puede encontrar en estos espacios una magnífica
posibilidad para explotarlos y sacar un rendimiento. Las posibilidades son
varias», cuenta el decano.
Pero el proyecto de APIVA no solo se
queda en la rehabilitación, sino que también espera encontrar soluciones
futuras para unos edificios que, en muchas ocasiones, ya no tienen una función
definida. «Lo que se busca, además, es que estos espacios, una vez
rehabilitados, puedan ser rentables. Aquí entra también en juego el turismo
industrial, que en otras regiones como Cataluña o países como Francia o
Alemania está mucho más desarrollado», afirma José Luis Jorrín.
La asociación, además, tiene puesta
la mirada en 2015, ejercicio en el que se celebrará el 'Año Europeo del Patrimonio
Industrial y Técnico', una oportunidad para poner en valor las joyas
valencianas a través de una serie de ayudas que ya han solicitado al Ministerio
de Cultura con el fin de 'revivir' el espíritu de aquellos conjuntos
arquitectónicos y fábricas que, hace no tantos años, formaban el corazón
bombeante de la economía de la Comunitat Valenciana. Ahora ha llegado el
momento de volver a poner en marcha las máquinas, de encender las chimeneas y
recuperar un patrimonio en el que se construye arte.
Los
ingenieros instan a proteger el patrimonio industrial de Castelló.
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