Un total de cuatro bienes inmuebles
industriales de la provincia han logrado entrar en el catálogo de Bienes de
Interés Cultural de la Comunidad de Castilla y León.
La
Herrería de Compludo,
del siglo XIX, es una de las primeras que accedió a esta categoría en el año
1968. Su singularidad es que utiliza una técnica conocida desde la Edad Media
para conseguir la forja del hierro por medio de energía hidráulica.
De 1991 data la declaración BIC de
la Ferrería de San Blas de Sabero,
que conserva los restos del primer alto horno de la provincia de León. Es la
sede del Museo de la Siderurgía y de la Minería de Castilla y León. «Se trata
de una de las primeras fábricas construidas en España para aprovechar la cuenca
carbonífera hullera de Sabero», subraya Javier Rivera Blanco.
A la explotación del carbón se debe
también la declaración en 2011 del pozo
Ibarra de Ciñera como Bien de Interés Cultural, situado al lado de una
gran explotación a cielo abierto. Existe un proyecto para trasladar el
castillete del pozo vertical a otro lugar. El castillete, con la típica
estructura roblonada, y el ascensor de bajada a la mina son las estructuras más
singulares de este bien del patrimonio industrial.
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También de 1991 data la protección
como BIC de la chimenea de La
Papelera Leonesa fundada por Fernando Merino, conde de Sagasta, y que
se reutilizaría para la industria química Abelló.
Además, existen dos bienes muebles
de interés cultural pertenecientes al patrimonio industrial como son la máquina
de vapor Mikado y la eléctrica Inglesa, ambas representativas de la importancia
del ferrocarril en el proceso de industrialización.
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