El Inaga aprueba la demolición de la térmica de Escucha.
Artículo de Luis Rajadel para Heraldo
La demolición de la central térmica de Escucha,
cerrada desde 2013, inicia la cuenta atrás tras la aprobación del proyecto de derribo
integral presentado por la empresa propietaria, Repsol, en el Instituto
Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga). La compañía energética había presentado
en 2019 un plan para derribar todas las instalaciones, pero suspendió la
tramitación administrativa al abrirse negociaciones con el Ayuntamiento,
presidido entonces por Luis Fernando Marín, que estaba interesado en recibir la
planta termoeléctrica para su adecuación como recurso turístico vinculado a la
mina subterránea de carbón que ya es visitable en la localidad.
Sin embargo, Marín fue desbancado de la alcaldía por
una moción de censura votada en diciembre de 2020 liderada por sus excompañeros
del grupo municipal de Ciudadanos. El nuevo equipo de gobierno descartó asumir
la restauración del complejo eléctrico y su mantenimiento como reclamo
turístico al entender que superaba las posibilidades financieras del
Ayuntamiento.
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La renuncia municipal a conservar la central motivó la reanudación del trámite del proyecto de demolición ante el Inaga, que, el pasado 12 de agosto, comunicó a los interesados su propuesta de resolución autorizando el derribo de la planta térmica. Al superar el plazo de 10 días sin recibir alegaciones, la aprobación pasa a ser definitiva, según informó una fuente del Gobierno aragonés.
El alcalde de Escucha en sustitución de Luis Fernando
Marín, su excompañero de Cs Héctor García, ha explicado que Repsol no ha
comunicado cuáles son sus intenciones respecto al uso futuro de los terrenos
que ahora ocupa la central. García ha adelantado que pedirá a la empresa
propietaria que mantenga algún elemento constructivo simbólico de la tradición
termoeléctrica de la localidad, como la chimenea.
Héctor García ha ratificado que el Ayuntamiento no
tiene capacidad financiera para mantener todo el complejo de la central térmica
por sus grandes dimensiones, su deterioro y las obligaciones que conlleva en
materia de seguridad.
La central de Escucha, construida en 1969, fue el
motor económico de la cuenca minera central al consumir su producción
carbonífera hasta su cierre en 2013 ante la imposibilidad de adecuarla a las
exigencias ambientales. Fue construida por Fuerzas Eléctricas de Cataluña y
posteriormente pasó por las manos de Endesa, E.ON, Viesgo y, finalmente,
Repsol.
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Repsol
expresa su intención de demoler íntegramente la central térmica de Escucha.
Artículo de Pedro Pérez para Diario de Teruel
La multinacional energética española Repsol ha
expresado su intención de demoler integramente sus instalaciones de la central
térmica de Escucha, que cerró hace 10 años, al contar el plan presentado con la
aprobación del Inaga. El Ayuntamiento de Escucha señala que le sería muy
costoso el mantenimiento y la seguridad de las instalaciones de la central
térmica, aunque le gustaría que permanecieran algunos de los elementos del
complejo como la chimenea de 110 metros de altura y que es símbolo de la
minería de la Cuenca Central. También desea que se ponga una planta de
hidrógeno verde alimentada por placas fotovoltaicas. El coste de la demolición
de la central térmica de Escucha se estimó en su día en más de 4,5 millones de
euros.
Fuentes de Repsol informaron que el Inaga ha aprobado
el plan de demolición total de la central térmica de Escucha una vez que ha
fructificado un proceso de compra de las instalaciones del complejo de la
central térmica.
Las mismas fuentes de Repsol señalaron que no hay
prisa por la demolición de la central térmica de Escucha y que antes se tiene
que contratar a una empresa especializada en el servicio de demolición.
Recordaron que la central térmica de Escucha se cerró
hace una decena de años porque había terminado la vida útil de la central y una
hipotética reanudación con la crisis energética con la vuelta de la explotación
del carbón sería imposible porque además no cumpliría con los parámetros que se
exigen.
La compañía energética Repsol había solicitado en 2020
la suspensión temporal de la tramitación del proyecto de derribo ante el Instituto
Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) debido al interés mostrado por el
entonces alcalde, Luis Fernando Marín, para conseguir la propiedad de la
térmica para su aprovechamiento turístico.
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Sin embargo, la destitución de Marín a raíz de una moción de censura liderada por sus compañeros del grupo municipal de Ciudadanos y su sustitución por Héctor García, también de la formación liberal, desactivaron el interés municipal por la central térmica.
Luis Fernando Marín había planteado la incorporación
de la central térmica al Museo Minero con la creación de un complejo para el
turismo que comprendería todas las fases del carbón desde su extracción en la
mina a su combustión para energía en la central térmica.
El alcalde de Escucha, Héctor García, manifestó que no
se puede endeudar de por vida al Ayuntamiento con la central térmica ya que el
coste del mantenimiento y de seguridad de las instalaciones sería muy costoso,
aunque se estaría interesado en contar con algunos elementos como la chimenea,
la sala de control y un tramo de cinta transportadora.
“La idea de crear un museo con la central térmica
tendría que ser la DGA, que lo gestionara”. Agregó que lo que no le gustaría es
ver lo que ha pasado y como está la central térmica que tuvo Aliaga.
Héctor García confesó que personalmente le gustaría
que permanecieran algunos elementos de una central en la que trabajó unos años,
pero que el complejo es imposible para un Ayuntamiento como Escucha.
En esta línea, García expresó que le gustaría que
Repsol, por lo menos, hiciera una recreación a pequeña escala de la central
térmica de Escucha en un espacio que tendría zonas de paseo, un albergue y
escenarios para actos culturales. También comentó que sería bueno que Repsol u
otra empresa instalara una planta de hidrógeno verde, ya que se cuenta con un
depósito de agua, alimentada con placas fotovoltaicas.
La central tiene 30 hectáreas de suelo que suman entre
las instalaciones de la propia central térmica y el parque de almacenamiento de
carbón.
Construida en 1969
La central térmica de Escucha fue construida en 1969.
Gran motor económico de la cuenca minera central al consumir su producción
carbonífera hasta su cierre en 2012. Cerró debido a la imposibilidad de
adecuarla a las exigencias ambientales. Fue instalada por Fuerzas Eléctricas de
Cataluña (Fecsa), pero posteriormente pasó por las manos de Endesa, E.ON,
Viesgo y, finalmente, Repsol.
La central térmica de Escucha cerró hace 10 años, en
2012 y desde entonces han sido diferentes las ideas que han pasado para
reconvertir sus instalaciones. La central cerró, tras cuarenta años de
funcionamiento, el 31 de diciembre de 2012 con 51 trabajadores. Una de las alternativas que se barajó fue la
de aprovechar el espacio resultante de la demolición de la planta
termoeléctrica para generar empleo y actividad económica en la localidad. El
Consistorio contempló la posibilidad de promover una planta de energía
fotovoltaica en las 30 hectáreas de suelo que suman entre la central térmica y
el parque de almacenamiento de carbón. La central térmica de Escucha ha pasado
por diferentes propietarios, pero en noviembre de 2018 el propietario es
Repsol, que la compró al Grupo Viesgo. El pasado año Inaga rechazó el proyecto
de desmantelamiento de la central que presentó Viesgo en 2017 e instó a Repsol
que presentara un nuevo plan de desmontaje y demolición total de la
central.
La casa del minero abrirá en septiembre
El alcalde de Escucha, Héctor García, avanzó que la apertura
de la reproducción de la casa del minero se hará en septiembre. Héctor García
recordó que la casa del minero, que está junto al edificio del Ayuntamiento de
Escucha, es atraer el turismo que va a ver el Museo Minero se desplace también
al casco urbano de la localidad. García reseñó que se estaban recibiendo donaciones para el equipamiento de la casa minero.
La casa minero de Escucha busca representar cómo era
una vivienda en torno a la década de los 50-60, con elementos propios de
aquella época vinculados a la que fue la principal actividad entonces, la
minería.
La casa del minero se sitúa en el centro del casco
urbano, justo detrás del Ayuntamiento, y permitirá que los visitantes se
adentren en la vida cotidiana de una familia minera. Se está concluyendo la
adecuación de las diferentes estancias y el Ayuntamiento ha solicitado a
vecinos de la Cuenca Minera la donación de diferentes enseres, muebles, menaje
y ropa, con el objetivo de vestir la casa con elementos auténticos.
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