Artículo
de Susana Neiradaniel Lumbreras para El Comercio
Desde su cierre en 2009, la
centenaria fábrica de loza de San Claudio ha sufrido un progresivo deterioro: a
la falta de medidas para evitar la ruina, se han sumado los saqueos, actos
vandálicos e incendios. Y ninguno de los intentos por vender las instalaciones
ha encontrado comprador para este bien incluido en el Inventario de Patrimonio
Cultural de Asturias, el segundo grado de protección de la Consejería de
Cultura, solo por debajo del Bien de Interés Cultural (BIC).
Los redactores del Plan de Turismo
de Naturaleza de Oviedo señalan la fábrica de loza como uno de los activos
ociosos de la ciudad y proponen revitalizarla. En concreto, rehabilitando dos
de sus elementos más importantes: el horno y la chimenea. El primero, también
llamado horno de botella por su forma, es de 1901, cuando comenzó a funcionar
la instalación como locería, impulsada por Senén María Ceñal. De ese mismo año
es el horno de frita, en la zona sur del complejo. Allí se fundió el esmalte
hasta 1980. Y muy cerca se encuentra la chimenea de la lija, que sirvió para la
aspiración del polvo del pulido de las piezas.
La Agencia Tributaria es la
propietaria de la factoría tras la liquidación de la empresa de su último
dueño, Álvaro Ruiz de Alda. A las sucesivas subastas desiertas, con un precio
de salida de 1,33 millones de euros que se fue rebajando, le siguió un último
intento de venta directa en 2016, sin éxito. Entre medias, el complejo se
ofreció por 250.000 euros a Patrimonio del Estado, pero este tampoco mostró
interés.
A Luis Miguel Fernández, el
presidente de la Asociación de Vecinos de San Claudio, la rehabilitación de la
chimenea y el horno le parece «muy buena idea, son un emblema del pueblo».
Aunque, para atraer turismo, precisa, lo primero es limpiar el terreno de la
fábrica: «Está abandonado por completo, robaron, rompieron cosas. El que pase
por ahí no aprecia más que porquería y ratas. A partir de ahí, ya se podría
estudiar». Otra cuestión necesaria es mejorar las conexiones, «ampliando el
puente estrecho al lado de la fábrica, donde solo hay un carril y cabe otro».
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Fernández sugiere también que se
asiente en los terrenos de la vieja factoría «un recinto ferial, para hacer
concursos, exposiciones de coches, actuaciones... que se están realizando en el
Tartiere o La Ascensión, en Olloniego; cuando San Claudio está a dos pasos. El
recinto ferial daría vida al pueblo».
Trubia y otros activos
Entre los dieciocho puntos que
figuran en el estudio sobre el turismo rural en Oviedo como activos ociosos en
el citado plan, que Somos pretende tener ejecutado en un 80% en 2019 y el
alcalde, el socialista Wenceslao López, considera «no prioritario», se
encuentran también las construcciones del entorno y la propia fábrica de armas
de Trubia. Los autores del plan abogan por la «mejora y señalización del
patrimonio industrial» en la villa cañonera.
«De mano todo loque sea revalorizar
el patrimonio bienvenido sea», declara Toño Huerta, presidente de la Asociación
de Vecinos de Trubia. Geógrafo y experto en la materia, además, apunta que la
localidad debe entenderse como un todo, junto a San Claudio o Tudela Veguín:
«Hace falta una actuacion integral en el municipio sobre el patrimonio
industrial. Lo primero, en el caso de Trubia, es que la protección es muy baja
y está abandonado» todo el conjunto.
Huerta lamenta que «los chalés de
los ingenieros están practicamente en ruina. Fuera del recinto de la fábrica
están las vivienas de los obreros, que desde hace 30 años son municipales, y no
se les dio ningún uso». Se baraja instalar allí un museo de la indistria
armamentística, proyecto de momento estancado. «Los vecinos decimos que también
podría servir para usos sociales, como residencia de mayores, bomberos
voluntarios y ocio juvenil», comenta el geógrafo.
En la zona, el documento sobre
turismo rural elaborado por siete trabajadores del Plan de Empleo 2015-2016,
propone también señalizar la cascada de Guanga en San Andrés o la
interpretación del paisaje de Las Cuestas. Algo más lejos, dotar de transporte
público a Priañes y de una estación acuática al embarcadero de San Pedro de
Nora.
Otros puntos sin aprovechar son el
bosque de la Zoreda (para un parque multiaventura) o Las Caldas (camping), pero
hay más. En la zona de Olloniego, el plan propone colocar poneles que hablen
sobre El Portazgo, el antiguo puesto aduanero de Oviedo, propiciar pruebas
deportivas en el pico Picayu, arreglar la fuente de Santianes o explotar el
yacimiento paleolítico de El Abrigo de Viña. Más al sureste, recuperar el
castillete industrial del Pozo san José. En el extremo sur, recobrar la charca
de la Manjoya y convertir Fuso de la Reina en punto de partida de un tren
turístico. Y en la zona urbana, rehabilitar la panera de Paniceres y
acompañarla de un centro informativo sobre el Camino Primitivo.
Fuente
de la noticia http://www.elcomercio.es
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