La Asociación de Amigos del
Ferrocarril de Gipuzkoa ha presentado una solicitud al Ayuntamiento donostiarra
para que le ceda el pabellón en el que se encuentra el viejo gasomotor de la
desaparecida Fábrica de Gas, con el fin de que se convierta en un espacio
expositivo para piezas industriales del pasado donostiarra, como el propio
aparato de la casa alemana Otto Fabrik Deutz, que convertía el gas en
electricidad, y otras herramientas relacionadas con el mundo ferroviario.
Los Amigos del Ferrocarril recuerdan
al Consistorio, propietario del edificio y de las piezas del pasado industrial
que alberga, que la sala en cuestión “no se ha utilizado nunca”, desde que se
construyó, en 2009, y añaden que su futuro es “incierto”. “Sin recursos
públicos para el mantenimiento, sin haberse abierto el edificio jamás al
público, presenta problemas de humedades y goteras y está condenado a su
deterioro progresivo”, sostienen los Amigos del Ferrocarril. Por ello, y para
contar con un local en el que desarrollar sus propias actividades, presentan
una propuesta que pretende compaginar la exhibición de este elemento con el uso
de la sala para los fines de la entidad de fomento del transporte ferroviario.
RECONSTRUCCIÓN La sala del
gasomotor, de 107 metros cuadrados, forma parte del mismo pabellón en el que se
encuentra el gimnasio del colegio de Morlans. Esta construcción se levantó con
piezas de la Fábrica de Gas, a semejanza de ella, muy cerca de su anterior
emplazamiento. En su interior se creó una zona para gimnasio del colegio de
Morlans, que se construyó al mismo tiempo, y otra que esconde el gasomotor, así
como el puente grúa, con su polipasto (aparejo de poleas) antiguo. Sin embargo,
esta sala no tiene ningún uso y está permanentemente cerrada.
Según la Asociación de Amigos del
Ferrocarril, el espacio “no cumple ni su misión museística, ni tan siquiera la
funcionalidad de servir de salida de emergencia al gimnasio, al no tener, a su
vez, una salida al exterior”.
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La reconstrucción del pabellón que
acoge el gimnasio y el gasomotor supuso un considerable gasto para el
Ayuntamiento de Donostia, que tuvo que hacer frente a la protección de las
piezas. Las previsiones de 2008 contemplaban que el edificio reconstruido se
acercase a los 700.000 euros, una suma a la que hubo que añadir otros 280.000
euros por el desmontaje anterior de las piezas industriales y de la propia
Fábrica de Gas.
Aunque la sala tiene poco más de 100
metros cuadrados, su superficie central está ocupada por la pieza protagonista,
por lo que la superficie útil se queda en 55 metros cuadrados, según la
asociación. Por ello, propone la construcción de un balcón interior, o
entreplanta parcial, a cuatro metros de altura, donde se podrían desarrollar
las actividades de la entidad. La planta baja, por su parte, se quedaría como
zona pública para la contemplación del motor a gas.
FINANCIACIÓN La Asociación de
Amigos del Ferrocarril, además, se ofrece a construir esta entreplanta parcial
y propone dos fórmulas diferentes de financiación, para un coste total de
75.000 euros. Una opción sería que el Ayuntamiento cediera por quince años la
sala a cambio de que la asociación pagase la totalidad del coste. La segunda,
que la cediese por un periodo inferior (diez años) y, aunque el coste de la obra
correría a cargo de la asociación, el Ayuntamiento le abonaría algunas
cantidades mensuales, según el coste final de la actuación.
La propuesta incluye la necesidad de
crear un váter público, así como adecuar la entrada a esa parte del edificio y
su segregación del colegio. Además, la entidad sugiere acondicionar la planta
baja al uso museístico con la colocación de paneles explicativos sobre la
historia de las piezas allí expuestas, así como una maqueta del complejo de la
antigua Fábrica de Gas de Donostia y la posibilidad de organizar visitas
guiadas, además de cuidar el espacio.
“El gasomotor ofrece una oportunidad
única de aunar un uso museístico y cultural, con un uso por parte de nuestra
asociación”, explican en su petición los Amigos del Ferrocarril. Además,
recalcan que la zona exterior podría servir como espacio de exposición al aire
libre de arqueología industrial y de exhibición de máquinas herramientas u
otros elementos, así como paneles explicativo.
EDIFICIO
Pabellón. El pabellón reconstruido
con piezas de la desaparecida Fábrica de Gas tiene dos partes: el gimnasio del
colegio Morlans y la sala del gasomotor, que no se usa.
Coste. El desmontaje del antiguo
edificio y de las piezas industriales protegidas de su interior costó 280.000
euros y el pabellón, casi 700.000.
Gasomotor. La pieza protagonista de
la sala, el gasomotor, servía para convertir el gas en energía eléctrica para
el alumbrado público. Uno de los gasómetros del conjunto está conservado cerca
de las viviendas de Morlans.
PROPUESTA
La asociación propone crear una
entreplanta a cuatro metros de altura para ampliar las dimensiones útiles de la
sala. Aunque tiene 107 metros cuadrados, su espacio aprovechable es de 55.
"Proponemos
crear una maqueta de la Fábrica de Gas y ofrecer visitas guiadas"
Adolfo Lumbreras, presidente de la
Asociación de Amigos del Ferrocarril de Gipuzkoa, confía en que las instituciones
les permitan utilizar la sala del gasomotor de la vieja Fábrica de Gas de
Donostia, cerrada a cal y canto desde que se creó y amenazada por humedades.
Lumbreras cree que su asociación podría instalar en el espacio su sede y,
además, dinamizar la sala con una exposición y visitas guiadas a las reliquias
industriales ocultas, así como a las nuevas piezas que podrían instalarse en el
exterior.
Desde el siguiente link se puede
leer la entrevista completa