Patrimonio Industrial nacional e internacional

PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

miércoles, 27 de diciembre de 2017

From the glory banks of the Severn. Juan Manuel Cano Sanchiz

Hoy comparto con vosotros este interesante artículo que me ha enviado Juan Manuel Cano, doctor en arqueología y especializado en arqueología industrial.

Autor: Juan Manuel Cano Sanchiz

 From the glory banks of the Severn. 

En Coalbrookdale muchos quieren ver la cuna de la Revolución Industrial. Otros la encuentran en las fábricas textiles del valle del Derwent, no sin razón. En fin, digamos que, como fenómeno complejo y diverso en temporalidades e intensidades, la Revolución Industrial no tuvo una única madre; ni una única cuna. En cualquier caso, la producción de hierro a gran escala y bajo coste comenzó en Coalbrookdale. Fue allí, en un horno un tanto rudimentario, donde Abraham Darby I se las arregló, en 1709, para fundir hierro por primera vez utilizando carbón mineral destilado. O sea, sin las sustancias que hacían el hierro quebradizo y, por tanto, medio inútil. Dicho combustible, el coque, no solo resultó ser mucho más barato que el carbón vegetal (de elevado coste económico y ecológico), sino que además funcionaba mejor en los hornos al permitir, gracias a su mayor consistencia, una mejor circulación del aire necesario para alcanzar los 1543 grados centígrados que hacen falta para fundir el hierro.

La cosa es que de repente la humanidad, y más concretamente la humanidad inglesa, tuvo a disposición una cantidad enorme de hierro que podía transformar en diversas cosas, como utensilios de cocina (la fundición de Darby alcanzó fama internacional en el siglo XVIII fabricando ollas), cilindros (el corazón de la máquina de vapor; otra madre, o tía, de la Revolución Industrial), locomotoras y sus raíles y un largo etcétera. Y, claro, también puentes de hierro.

La boca del horno de Abraham Darby I, en Coalbrookdale, frente al Museum of Iron (fondo) y el Ironbridge Institute (izq.) (foto: JMCS, 2017)

En el siglo XVIII, construir un puente utilizando únicamente hierro era, más que un desafío, una locura. Tal vez por ello la idea entusiasmó desde el primer momento a John Iron-Mad Wilkinson, quien, asociado con Thomas Farnolls Pritchard y un nieto de Abraham Darby (Abraham Darby III), se puso manos a la obra para conectar sobre seis costillas de hierro las dos riberas del caudaloso e imprevisible Severn.

No sin algunas dificultades, el puente se dio por finalizado en 1779, lo que fue celebrado con una importante cantidad de cerveza. La repercusión de tal hazaña no se hizo esperar. Tanto es así que el nuevo y flamante Iron Bridge incluso vino a cambiar el nombre de la zona sur de Coalbrookdale en la que fue levantado, y que hoy se conoce como Ironbridge. Considerado el primer puente enteramente de hierro del mundo entero, pronto se convirtió en un icono del progreso y de los nuevos tiempos, un elemento digno de admiración y un objeto ciertamente inspirador.

La cosa es que por todos estos avances y por su contribución a la evolución cultural de la especie humana, un buen pedazo de la garganta del río Severn fue designada Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1986. En dicha denominación jugó un papel relevante la estructura museográfica que hoy día gestiona el Ironbridge Gorge Museum Trust (https://www.ironbridge.org.uk).

El puente de hierro que da nombre a Ironbridge y sentido al territorio, actualmente bajo un intenso programa de restauración (foto: JMCS, 2017)

Los museos de Ironbridge celebran en 2017 su 50 aniversario. Medio siglo de museología en uno de los paisajes más relevantes de la Revolución Industrial. Esta fecha conmemorativa evidencia, en cierta forma, otra cuna. Ironbridge es también un lugar fundamental en la aparición y desarrollo tanto de los museos de la industrialización como de la arqueología industrial (disciplina que sigue teniendo en el Ironbridge Institute de Coalbrookdale uno de sus principales centros de investigación en todo el mundo).

El Ironbridge Gorge Museum Trust reúne un total de diez museos y un sinfín de colecciones, sitios y edificios. En fin, en Ironbridge el museo es el territorio. Difícilmente pueden mencionarse otros lugares donde la gestión y musealización del territorio se desarrollen con tanto mimo y semejante nivel de detalle. A ello contribuye, también, el Severn Gorge Countryside Trust (http://www.severngorge.org.uk), que custodia y activa lo que podríamos denominar “parte natural” del paisaje. Pero si la distinción entre patrimonio cultural y natural ya tiene poco sentido en términos globales, en Ironbridge no tiene sentido ninguno. El territorio es uno, moldeado por una actividad humana que, a su vez, es moldeada por los recursos y características del territorio.

La cosa es que el Ironbridge Gorge Museum Trust es el mayor museo privado en todo el Reino Unido y un modelo de gestión, conservación, puesta en valor, educación, investigación y transferencia. Y por todo ello hay que ir a verlo.

Una escena en Blists Hill, la joya de la corona del IGMT, donde el visitante puede sumergirse en una ciudad victoriana.

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