Autor: Alberto Casillas Hernández
Edición: Universidad
Autónoma de Nuevo León
Alberto
Casillas señala que, con el surgimiento de la Compañía Fundidora de Fierro y
Acero de Monterrey, S.A., fue necesario generar la creación de una disciplina
laboral y la formación de mano de obra calificada. Hasta ese momento los
trabajadores se capacitaban empíricamente con las enseñanzas de los
trabajadores extranjeros que provenían de Europa y Estados Unidos de América.
Fue en 1911,
con la creación de las Escuelas “Acero Mixta”, por el asturiano Adolfo Prieto y
Álvarez de las Vallinas, que se cubrió la necesidad de formar a un personal
técnico capacitado con conocimientos pedagógicos para cumplir con una
obligación: la producción de artículos de fierro y acero de buena calidad,
bajando los costos de manufactura con mejores métodos de trabajo.
La escuela formó y abasteció de obreros y profesionales a la siderurgia regiomontana, evitando las dificultades de contratar técnicos extranjeros, haciéndolos partícipes de la sociedad de su tiempo, integrando en los egresados el humanismo y la técnica basada en la industrialización, economía, educación y cultura. “Las Escuelas “Acero Mixtas”, posteriormente llamadas Escuelas “Adolfo Prieto” (10 de mayo de 1945) asumieron valores como la inversión a largo plazo, organización industrial, jerarquía, planificación, control y estandarización entre su alumnado”, señala Casillas.
Su obra,
Escuelas “Adolfo Prieto”: Memorias de una grandeza educativa de la Compañía
Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, S.A., si bien no representa una
narración precisa y completa de los hechos históricos, sí proporciona
reconstrucción personal que sirve de fuente para interpretar sucesos pasados.
La investigación se complementa con fotografías, planos y anécdotas de
exalumnas y exalumnos que estudiaron y laboraron en esta escuela.
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