Artículo
de Carlos Garsán para Valencia Plaza
Nueva
alerta. El Síndic de Greuges ha vuelto a dar un tirón de orejas a la
administración por el estado de conservación de los tinglados modernistas del
Puerto de Valencia. En esta caso, ha emitido un nuevo informe por el que
recomienda al Ayuntamiento de Valencia que “extreme sus esfuerzos para lograr cuanto antes la adecuada
conservación y mantenimiento de los tinglados modernistas”, los
número 2, 4 y 5. La situación de estas construcciones en bien delicada. Con un
expediente abierto desde 2013 y unas recomendaciones aceptadas por el
consistorio este mismo año, el bloqueo de su gestión ha dejado en tierra de
nadie los históricos inmuebles que un día fueron utilizados como parte de las
instalaciones de la Fórmula 1.
La
alerta del Síndic tiene su origen en las denuncias presentadas por la
asociación Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Valenciano que,
seis meses después de la aceptación formal de las primeras recomendaciones, han
constatado como no se ha iniciado el expediente de orden de ejecución de obras
de reparación, rehabilitación, conservación, consolidación y subsanación de
desperfectos y otras irregularidades denunciadas en los mencionados Bienes de
Relevancia Local. Admitida a trámite la queja, desde el Ayuntamiento
–propietarios de los tinglados- indicaron a la asociación que los responsables
de la conservación es el Consorcio Valencia 2007 y que, la Entidad de
Infraestructuras de la Generalitat (EIGE) “no ha devuelto las llaves y
entregado los edificios al Ayuntamiento para que este, a su vez, pueda
entregarlos al Consorcio Valencia 2007 para su adecuada conservación”, según
explica el presidente de la asociación, César Guardeño, en la documentación
presentada al Síndic.
Cedidos
por el consistorio cuando gobernaba Rita Barberá a la Generalitat Valenciana
para su uso durante la Fórmula 1, el gobierno autonómico abrió una brecha entre
los dos Partidos Populares al negarse a devolver las llaves al propietario,
pues consideraba que el Ayuntamiento había de hacerse cargo de la inversión de
aproximadamente 21 millones de euros para acondicionar los tinglados, a pesar
de que esto no venía en el acuerdo original entre ambas administraciones. La
entonces consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig, afirmaba en abril de
2015 que el retraso se debía a una cuestión "estrictamente jurídica"
y anunciaba que el asunto estaría solucionado antes de las elecciones
municipales de ese mismo año. No fue así.
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Con
el cambio de gobierno, el bipartito autonómico (PSOE-Compromís) y el tripartito
local (Compromís, PSOE y València en Comú) heredaron un conflicto que, un año y
medio después de los comicios, todavía tiene que ser desatascado por ambas
partes. Aunque mucho se ha hablado de los posibles usos del tingado 2, el
costoso desmontaje de los boxes de la Fórmula 1 en el 4 y 5 los tiene
bloqueados, un coste que debería asumir el EIGE para que se efectúe el traspaso
al Ayuntamiento y que, por falta de presupuesto, lleva atrasando durante años.
“El Ayuntamiento y el resto de administraciones públicas persisten en pasarle
el balón de unos a otros para no actuar directamente sobre estos bienes
protegidos”, indican desde la asociación.
Esto
es así puesto que, aunque actualmente tanto el Consorcio, el Ayuntamiento por
su parte y la Conselleria están buscando la fórmula para que el su legítimo
dueño asuma la gestión y pueda iniciar la rehabilitación y dotar de contenido a
las estructuras lo antes posible, no es tarea fácil. Es el EIGE el que, según
el convenio, debería desmontar las estructuras de la Fórmula 1 y devolverlos en
su estado original al consistorio. Esta es, pues, la justificación del
Ayuntamiento de Valencia para no actuar aunque, bien es cierto, sí se está trabajando
en posibles usos de los espacios y fórmulas para asumir el gasto lo antes
posible.
El
expediente se inició en febrero de 2013, documento que recogía que los
tinglados mostraban claras deficiencias y daños estructurales desde, al menos,
el 22 de mayo de 2011. En unas imágenes tomadas previamente a la apertura del
informe, se podía observar que los inmuebles presentaban cristaleras rotas,
desprendimientos de piezas cerámicas decorativas, grietas, humedades y
desconchados, además de corrosión y oxidación en las estructuras metálicas.
Así, en virtud de la ley 5/2007 de modificación del Patrimonio Cultural
Valenciano, las entidades locales están obligadas a adoptar las medidas
cautelares necesarias para evitar el deterior, pérdida o destrucción de los
bienes.
Un
siglo en el paisaje de la ciudad
Los
tinglados del Puerto de Valencia forman parte del paisaje de la ciudad desde
hace un siglo. En el año 1911 comenzaron las obras, cuyos planos, ya
elaborados, aguardaban su ejecución desde 1895 por falta de presupuesto y
diferencias de criterio. Por aquellas fechas, el Ingeniero Director de Obras
del Puerto era José María Fuster, quien llevó la supervisión de la obra, junto
con Fausto Elio, aunque el autor e impulsor de los mismos fue el ingeniero
Federico G. de Membrillera, subdirector del Puerto de Valencia en ese momento.
En
cuanto a la ornamentación característica de los tinglados, se utilizan
elementos modernistas y motivos industriales como esculturas, cerámicas,
luminarias que mejoran la unidad lingüística de la obra respecto al proyecto.
En el proyecto original existía bastante confusión entre la ornamentación
propia de la Secesión vienesa con la del II Imperio francesa. Aunque en la obra
construida se mantiene la estructura compositiva general se modifica la mayoría
de la ornamentación II Imperio por otra más acorde con la España industrial. La
restauración realizada en los años 80 es bastante respetuosa.
Fuente
de la noticia http://valenciaplaza.com/
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