Autor
de artículo: M.A. Moreno en Heraldo
Que no se pierda el recuerdo de la
minería. Ese es el objetivo de un grupo de jubilados mineros de Escucha que se han unido para preservar la memoria de una
actividad, la extracción del lignito, que ha dado mucha vida a esta
localidad del corazón de la provincia turolense durante décadas, que ha forjado
incluso el carácter de la gente, y que ahora, prácticamente, ha pasado a la
historia.
Comenzaron a trabajar hace cinco años como la Asociación para la Recuperación del Patrimonio Minero y desde entonces tienen el orgullo de acumular una larga lista de actividades y proyectos que han contribuido a que algunos rincones de Escucha sean ahora un verdadero homenaje a ese durísimo oficio que es la minería.
Joaquin Sanz, presidente de la asociación, señala que su intención es“ayudar al Ayuntamiento a recuperar el legado de la minería, que se ha convertido en una seña de identidad de este municipio”. Con esta meta, colaboraron de forma altruista hace algunos meses en la construcción de una salida de emergencia en el Museo Minero de Escucha, buque insignia de la nueva faceta turística que persigue la localidad. Aunque la obra fue realizada por una empresa especializada, los exmineros aportaron su experiencia y conocimientos sobre túneles excavados en la tierra. Ellos fueron también quienes a la entrada de este museo instalaron una pequeña máquina de tren y diversos instrumentos utilizados habitualmente en la minería, como reclamo para lograr visitantes.
Son también los artífices de una exposición permanente en Escucha que reúne pequeños objetos mineros, desde picos y palas a elementos de la indumentaria de los trabajadores. Además, organizan cada año la Semana Cultural de Santa Bárbara, con actividades para todo el pueblo y una cena popular en la que tienen especial protagonismo todas aquellas personas que entregaron a la minería los mejores años de su vida.
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“Siempre defenderemos el patrimonio minero. Si no trabajamos ahora por
la minería, este pueblo perderá sus raíces y hasta puede dejar de existir”,
afirma Sanz. Este minero prejubilado explica que gracias al Museo Minero el
nombre de Escucha sigue sonando. “Si no fuera por él, ya nadie nos conocería”,
asegura. Por ello, piensan seguir trabajando en esta línea y sin cobrar ni un
euro por ello. “Nos sentimos
pagados al ver que la población y los turistas valoran nuestra
labor”, subrayó el presidente de la asociación.
No obstante, la agrupación recibe subvenciones de organismos públicos, como el Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial de Teruel, la Comarca Cuencas Mineras y el Ayuntamiento, y también de empresas que simpatizan con el trabajo de estos prejubilados mineros.
La asociación afrontó este verano uno de sus mayores retos desde que hace un lustro echara a andar. Con la idea de hacer visitable una parte de las instalaciones del Pozo Pilar,ya sin explotar, colaboró en el acondicionamiento de las antiguas oficinas y la sala de lámparas de esta mina. En ella se ha reproducido a menor escala una explotación de carbón subterránea como las que han existido en Teruel. Actualmente ya se puede visitar este lugar de forma gratuita.
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